Post by nomphosumus on Oct 14, 2019 23:25:05 GMT 1
Hace algún tiempo, mientras la necrópolis recién reclamaba Rym en su posesión, se comentó sobre el avistamiento de Siervos de Hextor mezclados entre los numerosos viajeros, refugiados y otras gentes que pasaban por Bayas-Rathu cuando esta aún estaba en ruinas y recuperándose de la Guerra con la Horda del norte.
Uno de estos individuos, quizás el más llamativo de ellos, entró a la ciudad con su armadura completa puesta; en la superficie de la cual el cual podían verse glifos, símbolos, pergaminos con textos de fe clavados e incluso un pequeño estandarte personal con la simbología completa del Dios Tirano. El individuo se hacía llamar el "Profeta de Hextor" y entró a la ciudad con sus armas envainadas y llevando su yelmo bajo el brazo. Los sorprendidos guardias vieron como este individuo les enseñaba un manuscrito de pasaje por el nuevo reino así como nombró a ciertos individuos que ya habían dejado su nombre mencionado en la ciudad para que el "Profeta" pudiera pasar.
Una vez entró a la ciudad este clérigo de Hextor fue directamente al cuartel de la guardia a presentarse y dejar, según dicen, unos mapas con anotaciones de zonas en la región atestadas de tribus trasgoides reminiscentes de la Horda ahora dispersada. Junto a esta información también se señalaba en que puntos se había encontrado y destruido algunas de dichas tribus. Esto incluía un pueblo importante del nuevo Reino el cual seguía en pie al parecer por el trabajo de cierto grupo mercenario así como por parte de los Siervos de Hextor.
Con esta información dejada como presente para el reino de Kaal y tras presentarse, declarando que su intención sería la de marcharse de la ciudad en una semana tras tomar provisiones, el clérigo dejo el cuartel, colocándose su yelmo al salir y comenzó a dedicarse a sus asuntos personales en la ciudad entre los cuales se dedicó a predicar en las zonas más afectadas de la ciudad por la guerra.
Se sabe que atendió con el poder de Hextor a todo el que oso acercarse y mientas tanto no dejaba de mencionar que "El Dios de la Guerra, Aniquilador de Enemigos, Sometedor de Siervos, Aquel que Trae Ley y Orden a Toda Costa y El que Vela por la Salud de sus Sudbitos" había establecido hace mucho un "Gran Plan" para sus Escogidos.
En la semana en la que se le vio por los distritos mas arrasados de la ciudad repartiendo sanaciones clericales y obrando pequeños portentos extendió cierto mensaje; "Aquellos sin hogar, aquellos que todo lo hubieran perdido, los refugiados, los exiliados, los apátridas, los que requerían morir en batalla o vivir en lucha defendiendo el Orden, todo el que lo deseara... podría continuar el Exodo con los Peregrinos que seguían al Profeta de Hextor. Sería en las lejanas Tierras Prometidas donde todos ellos podrían vivir mejor de lo que nunca lo harían en la cada vez más arrasada península. Habría una oportunidad igual para todos los que aceptaran de corazón la fe y enseñanzas por una vida mejor".
Justo como prometió, tras una semana más o menos el Profeta partiría del lugar para no volver a ser visto, aunque quizás si oído en el futuro, con aquellos que decidieran reunirse con el en ese día a las afueras de la ciudad y unirse a los Peregrinos.