Post by darkshore on Apr 12, 2020 23:59:53 GMT 1
¿Crees que todas las almas pueden ser salvadas?...
Mi nombre es Braum, Braum Ashfury. Soy el último superviviente de la aldea Kiotr, arrasada hace 5 años.
Mis padres eran humildes granjeros, sin demasiadas propiedades ni demasiadas aspiraciones su padre hubiese querido que el joven Braum hubiese aprendido su oficio y tratado la tierra como su padre antes que el. Pero ambos progenitores se encontraron con una sorpresa, desagradable por su supersticiosa mentalidad. Su hijo había nacido con poderes, poderes mágicos que no habían requerido el estudio siquiera, pues se podía ver su potencial desde temprana edad.
Incluso desde tan pequeño sus padres podían ver como el fuego reaccionaba, el frío era quizás algo que calase más y todo eso era afectada por la voluntad y los sentimientos del joven. Y con el año se fue viendo que el ansia del mismo por ser granjero no era como su padre quería, sino que el joven se dedicaba más a tratar con la gente y ser un confidente, crear relaciones y caer bien a todos.
Pero su madre temiendo por el alma de su hijo lo envió a un pueblo cercano, donde el mismo fue indicado que no debía mostrar sus poderes a nadie, temiendo que fuesen a dañarle.
Sin embargo el joven aunque los ocultaba aprendió a vivir con su don y a entrenarlo. Le entretenía y le ayudaba a ciertas tareas, pudiendo incluso emplear a un pequeño escarabajo como ser que cumplía su voluntad.
Sin embargo el joven se encontró a sus 15 años con una terrible guisa: Kiotr había sido arrasada... Sus cincuenta habitantes muertos, las casa y las granjas arrasadas y nadie que ver. Todo era muerte y pobredumbre. El joven observó apesadumbrado aquella guisa y sus pasos empezaron a guiarle poco a poco hacia el pueblo. Sus padres muertos y sus cadáveres puestos de cualquier manera... El joven tuvo que tomar una pala que aun estaba de una pieza y empezar a enterrarlos a todos. Uno a uno enterró a los 50 cadáveres, entre adultos e infantes.
Aquello marcó un antes y un después en el joven que temeroso de que descansaran en paz fue hacia Bayas, tornando en la fé cuando todo le hacía perder la esperanza.
Allí fue donde aprendió del culto de Wee Jas, de su doctrina y fe y pidió a la dama de los secretos que dejase que todas esas almas fuesen por su reino hasta alcanzar el descanso eterno.
Sin embargo aquella espina estaba clavada en todo momento en la mente del joven, que durante cinco años empezó a investigar, tratando de buscar ruinas, no solo para investigar, sino para poder completar un plan que estaba corriendo en su mente... Para el futuro.
Mi nombre es Braum, Braum Ashfury. Soy el último superviviente de la aldea Kiotr, arrasada hace 5 años.
Mis padres eran humildes granjeros, sin demasiadas propiedades ni demasiadas aspiraciones su padre hubiese querido que el joven Braum hubiese aprendido su oficio y tratado la tierra como su padre antes que el. Pero ambos progenitores se encontraron con una sorpresa, desagradable por su supersticiosa mentalidad. Su hijo había nacido con poderes, poderes mágicos que no habían requerido el estudio siquiera, pues se podía ver su potencial desde temprana edad.
Incluso desde tan pequeño sus padres podían ver como el fuego reaccionaba, el frío era quizás algo que calase más y todo eso era afectada por la voluntad y los sentimientos del joven. Y con el año se fue viendo que el ansia del mismo por ser granjero no era como su padre quería, sino que el joven se dedicaba más a tratar con la gente y ser un confidente, crear relaciones y caer bien a todos.
Pero su madre temiendo por el alma de su hijo lo envió a un pueblo cercano, donde el mismo fue indicado que no debía mostrar sus poderes a nadie, temiendo que fuesen a dañarle.
Sin embargo el joven aunque los ocultaba aprendió a vivir con su don y a entrenarlo. Le entretenía y le ayudaba a ciertas tareas, pudiendo incluso emplear a un pequeño escarabajo como ser que cumplía su voluntad.
Sin embargo el joven se encontró a sus 15 años con una terrible guisa: Kiotr había sido arrasada... Sus cincuenta habitantes muertos, las casa y las granjas arrasadas y nadie que ver. Todo era muerte y pobredumbre. El joven observó apesadumbrado aquella guisa y sus pasos empezaron a guiarle poco a poco hacia el pueblo. Sus padres muertos y sus cadáveres puestos de cualquier manera... El joven tuvo que tomar una pala que aun estaba de una pieza y empezar a enterrarlos a todos. Uno a uno enterró a los 50 cadáveres, entre adultos e infantes.
Aquello marcó un antes y un después en el joven que temeroso de que descansaran en paz fue hacia Bayas, tornando en la fé cuando todo le hacía perder la esperanza.
Allí fue donde aprendió del culto de Wee Jas, de su doctrina y fe y pidió a la dama de los secretos que dejase que todas esas almas fuesen por su reino hasta alcanzar el descanso eterno.
Sin embargo aquella espina estaba clavada en todo momento en la mente del joven, que durante cinco años empezó a investigar, tratando de buscar ruinas, no solo para investigar, sino para poder completar un plan que estaba corriendo en su mente... Para el futuro.