Post by darkshore on Apr 21, 2020 8:20:23 GMT 1
En aquel oscuro almacén donde el hedor y la mugre eran la norma... Donde las cajas y rincones oscuros eran un alivio, un refugio... Un hogar. El pequeño artrópodo pinzante era el recurso perfecto para desvelar un secreto que asolaba a Lual-Rhus.
Allí mismo en aquel almacén el pequeño insecto había conseguido colarse fuera de la vista de todos, escondido y desapercibido para con su movimiento. La criatura observaba aquel lugar que, en cierto motivo era un sitio bastante acogedor: Oscuro, maloliente, espacioso pero con huecos donde colarse y esconderse en caso de situaciones graves.
Pero ni el ni el arcano estaban preparados.
Phib, una pequeña criatura de exoesqueleto duro de quitina brillante cuyas pinzas habían supuesto el terror o al menos la molestia y desasosiego para muchos que se habían atrevido tan solo a lanzar una burda chanza contra el, había sido enviado por su arcano a investigar aquel edificio el cual en un principio y por puro instinto de la criatura resultaba ser agradable, cosa que dejaba saber claramente al hechicero con el que estaba conectado.
El inaudible sonido de sus patas daban ligeros toques en el suelo tratando de centrarse entre tanta mugre para poder investigar lo que se buscaba.
Un maullido hizo que la calma se rompiese en la sala. Un zarpazo repentino al aire que fue percibido y rápidamente provocó que el escarabajo se apartase para ir hasta debajo de una caja para huir donde aquel felino no le alcanzase, donde aquel depredador maullase de pena por haber perdido su presa.
Pero ¿Que es eso que se oye tras los maullidos? Pasos, lentos que retronaban en la sala justo antes de que el gato saliese ahuyentado por una voz humana que se quejaba. ¿Eran eso vibraciones que llenaban las paredes y el suelo?.
Poco a poco el escarabajo se había acercado e inspeccionado... Justo antes de que su arcano se percatase del peligro de su familiar.
Un mal momento, no darse suficiente prisa fue suficiente para que Phib con un chillido de dolor, muriese desapareciendo.
Phib... Mi pequeño amigo y confidente. Has sido mi única y verdadera compañía durante tantos años y no he podido salvarte cuando me necesitabas.
Pude notar el incesante dolor que sentías cuando nuestras mentes eran uno... Como aquel proyectil de magia pura impactaba contra ti como si buscase hacerte explotar desde dentro hacia fuera.
Ojalá estuvieses aquí, ojalá hubiese podido salvarte aquel día.
Fuiste un amigo y nuestra salvación para revelar este misterio... Y todo esto te lo debo agradecer.
Tu ida me apena... Y me duele... Pude sentir el desgarrador dolor que tu sentías... Los mareos... Las nauseas...
He llorado muchas lágrimas durante estos días... Tantas que no se si me queda alguna...
Estés donde estés amigo mio, que descanses... Y el futuro de tu pequeño alma sea de descanso.
Que Wee Jas te permita pasar por su reino con completa calma...
Allí mismo en aquel almacén el pequeño insecto había conseguido colarse fuera de la vista de todos, escondido y desapercibido para con su movimiento. La criatura observaba aquel lugar que, en cierto motivo era un sitio bastante acogedor: Oscuro, maloliente, espacioso pero con huecos donde colarse y esconderse en caso de situaciones graves.
Pero ni el ni el arcano estaban preparados.
Phib, una pequeña criatura de exoesqueleto duro de quitina brillante cuyas pinzas habían supuesto el terror o al menos la molestia y desasosiego para muchos que se habían atrevido tan solo a lanzar una burda chanza contra el, había sido enviado por su arcano a investigar aquel edificio el cual en un principio y por puro instinto de la criatura resultaba ser agradable, cosa que dejaba saber claramente al hechicero con el que estaba conectado.
El inaudible sonido de sus patas daban ligeros toques en el suelo tratando de centrarse entre tanta mugre para poder investigar lo que se buscaba.
Un maullido hizo que la calma se rompiese en la sala. Un zarpazo repentino al aire que fue percibido y rápidamente provocó que el escarabajo se apartase para ir hasta debajo de una caja para huir donde aquel felino no le alcanzase, donde aquel depredador maullase de pena por haber perdido su presa.
Pero ¿Que es eso que se oye tras los maullidos? Pasos, lentos que retronaban en la sala justo antes de que el gato saliese ahuyentado por una voz humana que se quejaba. ¿Eran eso vibraciones que llenaban las paredes y el suelo?.
Poco a poco el escarabajo se había acercado e inspeccionado... Justo antes de que su arcano se percatase del peligro de su familiar.
Un mal momento, no darse suficiente prisa fue suficiente para que Phib con un chillido de dolor, muriese desapareciendo.
Phib... Mi pequeño amigo y confidente. Has sido mi única y verdadera compañía durante tantos años y no he podido salvarte cuando me necesitabas.
Pude notar el incesante dolor que sentías cuando nuestras mentes eran uno... Como aquel proyectil de magia pura impactaba contra ti como si buscase hacerte explotar desde dentro hacia fuera.
Ojalá estuvieses aquí, ojalá hubiese podido salvarte aquel día.
Fuiste un amigo y nuestra salvación para revelar este misterio... Y todo esto te lo debo agradecer.
Tu ida me apena... Y me duele... Pude sentir el desgarrador dolor que tu sentías... Los mareos... Las nauseas...
He llorado muchas lágrimas durante estos días... Tantas que no se si me queda alguna...
Estés donde estés amigo mio, que descanses... Y el futuro de tu pequeño alma sea de descanso.
Que Wee Jas te permita pasar por su reino con completa calma...