Post by SomeSay on Nov 2, 2018 10:41:13 GMT 1
Nacida en una de las tantas aldeas alrededor de Lual-Thyr que aparecen y desaparecen con facilidad en pocos años en estos tiempos tan difíciles.
Jane tuvo una vida tranquila aunque repleta de esfuerzos, como hija única en su niñez, se pasó buena parte de ésta ayudando a sus padres en las labores de casa y trabajo, si bien aquello que podía hacer en casa era fundamental, esa dificultad cambiaba cuando a sus diez años empezó a ayudar a su padre en su oficio, alquimista. Roderik, el padre de Jane, viajó hasta Lual-Thyr hace años cuando aún era joven y fue allí donde conoció a su esposa Matilda para poco después probar suerte en fuera de la gran ciudad. Era bien sabido por toda la aldea que el hombre provenía de la ciudad Bayas-Rathu, donde el legado alquímico de Tandrake, Padre Colonizador y fundador de Bayas-Rathu, ha ido pasando de generación en generación a lo largo de los años, pese a ello se desconoce si sus conocimientos provienen de esas enseñanzas o de algún alquimista mundano.
Desde los diez años que empezó a ayudar a su padre con la alquimia, Jane fue aprendiendo poco a poco los conocimientos de su padre en el oficio. Si bien desde pequeña quería continuar con el legado de su padre, esa idea cambió poco a poco con el paso del tiempo, cada vez pensaba más y más sobre la monótona vida que estaba llevando en aquella pequeña aldea que a duras penas crecía; La sola idea de permanecer allí de por vida la deprimía, hasta que algo cambió, a sus dieciséis años ocurrió algo que ni ella ni nadie de su alrededor esperaba, un hecho que cambiaría su vida por completo. Algo despertó en Jane, su sangre hervía con intensidad deseosa de explotar algo que hasta entonces permanecía dormido: Magia; Su primera aparición fue con un gesto bastante sencillo, en la época más calurosa del año Jane cargaba algunas cajas con los materiales de la pequeña tienda, algunos recolectados por su propio padre y otros comprados a algún mercader ambulante. Tras el duro esfuerzo, tarea prácticamente diaria, la joven quiso refrescarse con un buen vaso de agua aunque debido a la época, el agua no estaba precisamente fría, así que resignada cogió la jarra de agua que su padre le ofreció, dio un primer trago y todo su cuerpo se estremeció por la sensación poco reconfortante, fue entonces cuando el deseo llenó su mente y su sangre deseosa de explotar dio lugar al despertar; Todo el agua, así como la jarra, se congelaron en un abrir y cerrar de ojos, quedando unida a la mano de la adolescente temporalmente. Padre e hija miraron la jarra, al principio con sorpresa y temor, hasta que finalmente reaccionaron y se movilizaron. Roderik buscó algo de leña por toda la casa y encendió la pequeña chimenea, fundamental para la época más fría del año, y dejó espacio para que Jane dejara la mano congelada cerca del calor de las llamas, que si bien su mano lo agradecía no era tan agradable para el resto de su fatigado cuerpo.
Desde aquél primer incidente, o milagro, Jane pasó más tiempo centrada en sí misma e intentando lograr un nuevo milagro y despertar por propia voluntad lo que ya había experimentado; No fue fácil, sin embargo de tanto en tanto la joven adolescente lograba realizar con éxito alguna que otra prueba.
La vida de Jane no cambió mucho en los dos siguientes años de su vida, seguía con el trabajo en la tienda de su padre en la tienda de alquimia, aunque a diferencia de hace dos años tenía claro que no iba a estar mucho tiempo allí. Se había preparado por cuenta propia su nuevo poder, aunque sus avances fueron muy pequeños fueron lo suficientemente buenos como para lograr controlar su poder a voluntad, además recibió una pequeña ayuda por parte de su padre, el cual logró comprar un par de libros sobre magia aunque eso le costó permanecer con pérdidas durante varios meses.
Volviendo a la joven Jane, ésta logró mantener un dominio sobre su poder y entender de qué se trataba gracias a los libros que su padre logró comprar, si bien aún era toda una aprendiz que a duras penas empezaba a conocer el auténtico mundo que abre la magia, ya era consciente de que su poder era algo innato y que venía de alguna criatura mágica en la lejanía de sus ancestros.
Finalmente tomó su decisión, había llegado la hora de marchar de casa y explotar su nuevo poder, así que tomó sus cosas y se marchó tras una pequeña despedida familiar. Cogió la primera caravana de vendedores ambulantes que pasó por la villa y se marchó en busca de aventuras.
Jane tuvo una vida tranquila aunque repleta de esfuerzos, como hija única en su niñez, se pasó buena parte de ésta ayudando a sus padres en las labores de casa y trabajo, si bien aquello que podía hacer en casa era fundamental, esa dificultad cambiaba cuando a sus diez años empezó a ayudar a su padre en su oficio, alquimista. Roderik, el padre de Jane, viajó hasta Lual-Thyr hace años cuando aún era joven y fue allí donde conoció a su esposa Matilda para poco después probar suerte en fuera de la gran ciudad. Era bien sabido por toda la aldea que el hombre provenía de la ciudad Bayas-Rathu, donde el legado alquímico de Tandrake, Padre Colonizador y fundador de Bayas-Rathu, ha ido pasando de generación en generación a lo largo de los años, pese a ello se desconoce si sus conocimientos provienen de esas enseñanzas o de algún alquimista mundano.
Desde los diez años que empezó a ayudar a su padre con la alquimia, Jane fue aprendiendo poco a poco los conocimientos de su padre en el oficio. Si bien desde pequeña quería continuar con el legado de su padre, esa idea cambió poco a poco con el paso del tiempo, cada vez pensaba más y más sobre la monótona vida que estaba llevando en aquella pequeña aldea que a duras penas crecía; La sola idea de permanecer allí de por vida la deprimía, hasta que algo cambió, a sus dieciséis años ocurrió algo que ni ella ni nadie de su alrededor esperaba, un hecho que cambiaría su vida por completo. Algo despertó en Jane, su sangre hervía con intensidad deseosa de explotar algo que hasta entonces permanecía dormido: Magia; Su primera aparición fue con un gesto bastante sencillo, en la época más calurosa del año Jane cargaba algunas cajas con los materiales de la pequeña tienda, algunos recolectados por su propio padre y otros comprados a algún mercader ambulante. Tras el duro esfuerzo, tarea prácticamente diaria, la joven quiso refrescarse con un buen vaso de agua aunque debido a la época, el agua no estaba precisamente fría, así que resignada cogió la jarra de agua que su padre le ofreció, dio un primer trago y todo su cuerpo se estremeció por la sensación poco reconfortante, fue entonces cuando el deseo llenó su mente y su sangre deseosa de explotar dio lugar al despertar; Todo el agua, así como la jarra, se congelaron en un abrir y cerrar de ojos, quedando unida a la mano de la adolescente temporalmente. Padre e hija miraron la jarra, al principio con sorpresa y temor, hasta que finalmente reaccionaron y se movilizaron. Roderik buscó algo de leña por toda la casa y encendió la pequeña chimenea, fundamental para la época más fría del año, y dejó espacio para que Jane dejara la mano congelada cerca del calor de las llamas, que si bien su mano lo agradecía no era tan agradable para el resto de su fatigado cuerpo.
Desde aquél primer incidente, o milagro, Jane pasó más tiempo centrada en sí misma e intentando lograr un nuevo milagro y despertar por propia voluntad lo que ya había experimentado; No fue fácil, sin embargo de tanto en tanto la joven adolescente lograba realizar con éxito alguna que otra prueba.
La vida de Jane no cambió mucho en los dos siguientes años de su vida, seguía con el trabajo en la tienda de su padre en la tienda de alquimia, aunque a diferencia de hace dos años tenía claro que no iba a estar mucho tiempo allí. Se había preparado por cuenta propia su nuevo poder, aunque sus avances fueron muy pequeños fueron lo suficientemente buenos como para lograr controlar su poder a voluntad, además recibió una pequeña ayuda por parte de su padre, el cual logró comprar un par de libros sobre magia aunque eso le costó permanecer con pérdidas durante varios meses.
Volviendo a la joven Jane, ésta logró mantener un dominio sobre su poder y entender de qué se trataba gracias a los libros que su padre logró comprar, si bien aún era toda una aprendiz que a duras penas empezaba a conocer el auténtico mundo que abre la magia, ya era consciente de que su poder era algo innato y que venía de alguna criatura mágica en la lejanía de sus ancestros.
Finalmente tomó su decisión, había llegado la hora de marchar de casa y explotar su nuevo poder, así que tomó sus cosas y se marchó tras una pequeña despedida familiar. Cogió la primera caravana de vendedores ambulantes que pasó por la villa y se marchó en busca de aventuras.