Post by nomphosumus on Nov 21, 2021 20:44:46 GMT 1
Se había superado una semana más de peligrosos seres de poder montados en tormentas maléficas autoconscientes, enfermedades con contagios que desafiaban poderes curativos, el uso y adaptación de los cuerpos de los Peregrinos a los nuevos poderes de no consumición de líquidos y alimentos con los poderes de creación de tales enseres anulados en la región, desafíos y combates personales con el retorno de aquellos no devorados por los desiertos, estudios y lectura de las profecías de lo que estaba por acontecer, rezos, rituales, creación de pergaminos y finalmente discusión y estudios de los informes aéreos obtenidos magnificados y convertidos en proyecciones holográficas para su mejor percepción.
Las profecías y rumores eran ciertos. Dos grandes civilizaciones ocultas en los desiertos realizaba un choque y batalla por la supremacía final tras décadas y siglos de relativa paz. La poderosa y anciana ciudad de Klurrux construida sobre los restos de una civilización perdida y el asalto de aquellos descendientes de los restos de una civilización atrapada y llegada. Era sin duda eventos que habían hecho desplazar por puro desgaste militar, terror y miedo a decenas de miles de trasgoides tiempo atrás y que hizo volcarse a estos en una horda contra la península en esos años no lejanos. Eventos que solo hacía poco los propios Siervos de Hextor habían ayudado a terminar de aplastar fuera de los desiertos.
Tras todas las preparaciones que lo espartano de las penurias y el viaje permitían, tras los combates, tras las visitas, tras los estudios, tras los rituales, tras los planes y tras las ceremonias finales con sacrificios de objetos de poder e incluso victimas voluntarias, tras todo eso había llegado el momento. Con las tormentas de poder azul cerrando la salida hacia las Tierras Prometidas del desierto al oeste, las infinitas dunas al norte y las montañas con los restos letales de civilizaciones caídas al sur solo quedaba una forma de dar esperanza de salvación a largo plazo a los numerosos siervos civiles y soldados que acompañaban a la Jerarquía Central. La de inmiscuirse y tomar recursos de uno de los dos grandes bandos que luchaban por la supremacía de los desiertos para obtener un punto de descanso de largo plazo mientras se buscaba la forma de atravesar los poderes que cerraban el paso a tantos. La intervención en la Gran Batalla de estos siglos era no solo una señal del mismísimo Hextor, sino además algo necesario. Había llegado el momento.
Se siguieron los planes con el campamento fortificando este con muros de piedra arenisca, símbolos de poder, glifos y con la mayor parte de los civiles y soldados custodiando el lugar, a día y medio del lugar de la batalla. Quedando el Adepto Rien a cargo del punto al que retornar, el anciano pero poderoso clérigo usando sus recursos y con la Iniciada Bertrana, portavoz de los Civiles manteniendo el orden y la organización en el lugar.
Los 21 elegidos y cierta sombra oculta sirviente de Asgareth, contando miembros de la Jerarquía Central, Perceptibles y un grupo de soldados voluntarios, que habían acarreado con sus armaduras en la larga andadura por los desiertos, se acercaron para recibir los dones de los caminares por los vientos y sus formas ahora hechas de gas se movieron de repente a una increíble velocidad hacia el campo de batalla previamente estudiado en los días previos.
Acorde al plan las figuras neblinosas llegaron por detrás de las líneas enemigas a increíble altura, a kilómetro y medio concretamente, sobre el cenit del centro del campamento enemigo con el sol de mediodía iluminando a través de ellos y anulando cualquier pequeña posibilidad de avistamiento a esas distancias. Abajo la batalla y el asedio continuaba un día más con los organizadísimos trasgoides del Imperio Negro, los cuales tenían sometidos y arremolinados a numerosos trasgoides y beduínos humanos bajo su bandera, en sus preparadas hileras, fortificaciones construidas y sectores diferenciados a cierta distancia de la ciudad. Mientras tanto la vieja ciudad de Klurrux, superviviente de numerosas guerras, sufría poco a poco un día más el lento y organizado desgaste mientras era atacada en sus portones exteriores por tierra y en cierto sector donde uno de los antiguos obeliscos artefactos estaba roto y partido llovía una continua llegada de ataques aéreos.
Muy pronto los "Fuertes de Hextor" darían su ataque sorpresivo para intentar crear caos y debilitar a los asaltantes lo máximo posible para darle a la ciudad la ventaja necesaria para que esta usara la oportunidad en un contragolpe que la salvara, siendo la esperanza de que dicha oportunidad de salvación valiera la oportunidad de poder los Peregrinos Oscuros acercarse a la ciudad y descansar por mucho tiempo en ella. Un punto altamente debatible pero en dicho punto de la Peregrinación la ciudad era la única escala de largo plazo seguro viable donde reponer pérdidas y números antes de continuar el viaje por las peores regiones del desierto.
En todo caso se procedió a seguir el plan, realizando pocos rezos grupales e individuales de poder que no se habían podido preparar previamente antes del viaje. Mientras los siervos del Tirano se separaban en los 3 grupos de asalto separados preestablecidos, Asgareth mutó y se transformó bajo su armadura, que a su vez se adapto a este, en una versión de humanoide extraño con alas para poder realizar el rezo de cambio climático que iniciaría una tormenta de arena a ser unos 10 minutos después. Tiempo que serviría para cubrir una posible retirada o golpear al enemigo si este hubiera sido lo suficientemente debilitado por el ataque sorpresa.
Los 3 grupos con sus objetivos se separaron a puntos diferentes de las líneas de los asediantes y empezaron sus bajadas.
-El grupo Betha, cuyo objetivo era crear caos y confusión en los campamentos de civiles de los beduinos y sus guardias. Compuesto por la Adoradora Grizzla Nudillopelo(la psicótica clériga mediana), la Adoradora Kassandra,el Ent Umbol el Destructor y el Siervo Hazim.
-El grupo Delta, cuyo objetivo era reducir en lo posible los números de las herramientas de asedio aéreas, varias decenas de Dracos del desierto. Compuesto por la Supervisora Furia (Una Erinia evolucionada) y el Discipulo Rugo (El poderoso pero retorcido brujo mediano).
-El grupo Alpha, cuyo objetivo era golpear en el corazón de los enemigos compuestos por algún que otro centenar de orcos negros de élite como jamás ha conocido el mundo civilizado. Compuesto por el Abad Asgareth (El líder clérigo supremo de Hextor), la Guantelete Aoi (Que en su día empezó como una muchacha barriobajera y hoy en día era una leal veterana monje), la Fanática Kishia (Leal clériga de Hextor que empezó con una simple discípula de Asgareth y que ahora comenzaba a ver un crecimiento en sus propios poderes además de ser la pareja de este), el Adorador Mao (Un poderosísimo Monje del Puño Negro), el Perceptible Draknos (El Semidragón escolta del Abad) y 10 soldados veteranos siervos de Kishia... todos descendiendo hacia el corazón de las unidades de élite asediantes atrincheradas en una colina.
Tras alejarse y desaparecer en la distancia los otros dos grupos diseñados para crear ataques de caos y desgaste, Asgareth observaba como el comienzo del descenso de su propio grupo fue paulatino dando más tiempo a las otras dos unidades a alcanzar sus objetivos más o menos al unísono. El Abad tenía muy presente que en el dificilísimo y casi suicida ataque relámpago que planeaban hacer era vital que el despliegue sorpresa se completara con éxito si querían oportunidades de supervivencia. El fallo en el ataque implicaría de forma casi segura la muerte de los grupos de asalto y posteriormente los Peregrinos de Hextor de su campamento, pese a soldados y defensas dispuestas, podrían ser poco después fácilmente aplastados si ese día el Tirano no les era propicio.
Sin embargo, como es bien sabido ningún plan sale completamente indemne con su contacto con el campo de batalla. El primer indicio de problemas se daba cuando bajados apenas un tercio del trayecto, con la súbita aparición a bastante distancia de un lejano objeto aproximándose a toda velocidad. Siguiendo el Codex de Batalla debía asumirse que podrían ser defensores del enemigo por lo que en un intento de mantener el ataque sorpresa se decidió una bajada en picado a toda velocidad hacia el objetivo. Cuando Aoi percibió con su aguda vista que no eran enemigos y que parecía ser el chamuscado Grupo Delta intentando alcanzarlos para avisar de algo.. Asgareth dio orden de parada total y frenado para a continuación reemprendar una subida de emergencia, pero era ya demasiado tarde. Mientras se empezaban a recorrer los primeros metros de subida los zumbidos de fondo electrostáticos que se empezaban a notar por todo el área que los rodeaba se convirtieron en descargas de magia inestable que impactó con súbito dolor a los miembros Hextorianos cuando se activó uno de los lejanos obeliscos (a unos 2 kilómetros de distancia en línea recta tangente) de las defensas de la ciudad. El enemigo había decidido asentar sus líneas de asedio en el INTERIOR de la zona de magia inestable creada por las defensas de la ciudad en vez de en el EXTERIOR. Una posibilidad reconocida como existente pero que se había determinado desgraciadamente como de baja probabilidad y que por la larga distancia de los reconocimientos terrestres y aéreos no se conocían claramente el alcance de tales defensas estáticas de región.
El choque de poderes disipó algunos de los rezos más poderosos al igual que las salvaguardias permanentes de rituales a todos los alcanzados por la descarga estática de poder. Esto incluía los poderes de transporte de los vientos y aquellos que no disponían otros medios de vuelo empezaron a precipitarse hacia el vacío desde un kilómetro de altura. Entre el shock y la confusión de los primeros segundos Asgareth inmediatamente procedió a llamar a un poderoso elemental de aire en un intento de salvar a los siervos, sin embargo la respuesta a esto fue otro choque de magia inestable por lo que estaba claro que la opción previamente preparada de usar una pequeña legión de estos seres para barrer a los enemigos quedaba eliminada así como prontamente cualquier efecto sorpresa con el despliegue brutalmente interrumpido.
Con la escasa ventaja poseída arruinada antes de empezar el ataque y mientras que la mayoría de los alcanzados por el efecto burbuja alrededor de Klurrux caían hacia sus muertes.... tras unos instantes de proferir señales con sus brazos y exclamar maldiciones en oscuras lenguas tenebrosas, Asgareth plegó sus alas para bajar lo más rápido que podía mientras daba órdenes de corto alcance telepático que se repartían entre los miembros de poder presentes que a su vez respondieron casi de inmediato a las cambiantes circunstancias. El semidragón caía en picado para tomar a Kishia en el aire y seguir juntos la bajada, la Erinia se lanzaba a agarrar a Aoi con Rugo flotando por las cercanías, mientras Mao se dejaba caer aunque parecía mantener sus capacidades de flotar y Aoi pasaba sus glifos explosivos a los dos únicos soldados de escolta que no entraron por apenas pocos metros en la zona de alcance, estos se quedaron flotando en el lugar rociando todos las piedras-glifos posibles en un intento de hacer parte del bombardeo previsto.
Mientras muchos hombres del grupo Alpha continuaban su caída de un kilómetro a toda velocidad, sin saberse que ocurrió con el grupo Bheta pero sospechándose un nefando similar destino, dos grandes figuras aladas parecían acudir al divisar a los proyectiles humanoides caer. Con un mensaje mental la Erinia lanzó a Aoi por el aire hacia Asgareth y se desvió a interceptar a los dos dracos y sus jinetes que aparecían estar patrullando por el lugar al cual Rugo siguió decidiendo por su propia cuenta.
Apenas unos pocos segundos más bastaron para que los 8 soldados que bajaban a velocidad terminal impactaran como proyectiles siendo espachurrados estos contra suelo y tiendas de la zona a atacar. Con apenas un retardo de dos segundos a este impacto los glifos que estos portaban detonaron creando múltiples explosiones iniciales dando al menos algún uso a sus muertes. Los orcos negros sin embargo, con la disciplina y el temple de un ejército nacido en otro mundo tiempo atrás, se limitaron a empezar a dar órdenes contemplando un ataque aéreo al núcleo central de su ejército como una de las posibilidades que habían ya previsto.
Con gritos de guerra y al sonido de cuernos de batalla, los orcos negros de élite que ocupaban la colina, la cual dominaba legiones de versiones inferiores de trasgoides que acampaban más abajo, empezaron a crear formaciones defensivas como el increíblemente entrenada y disciplinada sección de durísima elite que eran. Numerosos escudos pesados fueron alzados y en ranuras especiales en el centro de estos cetros dorados de poder fueron cargados y apuntados hacia el cielo. Mientras el resto de glifos previamente soltados caían al suelo creando algunas decenas de explosiones sónicas adicionales por todo el lugar, los miembros supervivientes de los Siervos de Hextor contemplaban como los orcos negros disparaban al unísono salvas de rayos eléctricos contra ellos mientras aún seguían descendiendo lo más rápido que podían.
Dolorosas descargas de rayos fueron esquivadas por los pelos por los malheridos miembros de la Jerarquía en su descenso, la inestabilidad de magia en los poderes de mayores esferas habían malherido bastante a los supervivientes que no se estamparon contra el suelo, aunque algunas de estas salvas impactaron a sus objetivos. Tras dos o tres salvas en cadena los 5 miembros restantes que no se desviaron a luchar contra los dracos de la zona llegaron a tierra. Mao fue el primero en aterrizar reduciendo su velocidad lo justo para que al chocar contra el suelo usara un orco negro a modo de colchón final mientras este se partía en pedazos con el monje de hierro incorporándose tras esto. Mientras el clérigo del Tirano daba órdenes de aterrizar todos lo más juntos posibles, Aoi saltó en cabriolas desde Asgareth en los metros finales y cayó rodando, mientras el propio Abad sin tiempo o siquiera sin sentir la necesidad de pronunciar la palabra de mando de una caída de pluma, impactó contra el suelo con bastante fuerza pese a sus capacidades de vuelo con un grito de guerra a la Deidad Suprema. Drak y Kishia consiguieron aterrizar cerca de estos a su vez. Por encima de ellos Furia y Rugo se preparaban para luchar contra los dos drakos y sus jinetes que patrullaban justo encima.
Apenas incorporándose los recién llegados, escuadrones de legiones de orcos negros se lanzaron en calculadas y bien medidas cargas con el objetivo de separar y aplastar a los atacantes con la mayor velocidad posible. Con el cuasi indestructible Mao luchando a cierta distancia y matando a todo orco negro que podía, perdiéndose en el gentío en el proceso solo interesado en sus batallas individuales, los otros 4 llegados fueron rápidamente recibidos por una avalancha de formación de duros enemigos que empezaron a arrollar con sus armaduras de obsidiana negra y sus poderosas alabardas que engarzaron tras guardar sus mayales y escudos.
La letalidad de la carga era inmensa incluso para los previos estándares inhumanos de los Siervos de Hextor. Aunque los siervos del Tirano tuvieron unos segundos vitales para usar sus rezos curativos, poseyendo además aún la mayoría de rezos de combate activos aunque no las salvaguardias de emergencia, la brutalidad del asalto ya esperado empezó a convertirse a ojos de Asgareth en una segura sentencia de muerte cuando comprobó que además de elementales de alto poder, otros rezos de combate como eteriedad o creación de muertos vivientes para igualar las tornas solo dió como recompensa dolorosos latigazos de daño por los campos de magia inestables. Mientras este se defendía del ataque de al menos dos decenas de orcos negros de alto poder y perdiendo de vista a Draknos y Kishia, claramente ya arrollados por la entrenadísima y brutal unidad de oponentes, con solo Aoi al alcance de su vista a esas alturas el Abad intentó recurrir a medidas de control de grupo como barreras de cuchillas. Para la cuasi desesperación del clérigo ni siquiera rezos de ese tipo funcionaban correctamente, recibiendo más daño en el proceso.
Sanando parte de sus heridas mientras esquivaba multitud de golpes letales sin lugar al que poder moverse, sin crear una brecha en sus defensas que lo mataran en el sitio, Asgareth tomo nota de los rezos de batalla fallidos y de los que seguían activos sobre su persona para consiguir ver un patrón en esos difíciles segundos. La gran mayoría de rezos de esferas de poder 6 o mayores tenían tendencia a ser absorvidos por los monolitos de la cercana Klurrux mientras que los de esfera de poder 5 o menores normalmente estaban funcionando en su mayoría. Sabiendo por ende que convocar a un ser o reanimando un muerto de esferas de poder inferiores servirían solo para ser destruidos de un solo impacto de sus oponentes y esperando que experiencias previas dieran a Aoi el tiempo de reacción necesario para sobrevivir a ello, Asgareth hizo uso de uno de sus dos rezos prolongados de Tentáculos Negros que cubrió con éxito todo el lugar con numerosos brazos de Hextor agarrando a caídos y combatientes por igual.
Como Asgareth esperaba, Aoi consiguió saltar por el aire en una voltereta hacia atrás y salir de la zona de letalidad mientras el clérigo se encargaba del escuadrón de orcos ahora que había nivelado las tornas con ellos. Por lo poco que el Abad le daba tiempo a ver, no lejos en su retaguardia la monje estaba lidiando con unos reptiles escupefuego y sus amos que habían llegado entre los refuerzos enemigos. Aún con esto el combate contra los orcos élite se hacía difícil y agónico, con numerosas veces en las que Asgareth se vio no lejano a la muerte mientras usaba rezos de sanación, esgrimía su maza aplastando cráneos mientras rechazaba golpes en su escudo y armadura, ya bastante abollada en ese punto por las brutales alabardas. Sin embargo con lentitud pero firmeza, el escuadrón de orcos iba siendo eliminado y fue entonces cuando el clérigo pudo ver a otras dos compañías acercándose, una avanzando con escudos paveses en formación de tortuga con un suboficial asignando órdenes y otra con más armas a dos manos rodeando el lugar y midiendo a sus contendientes.
Fue entonces cuando de entre las unidades orcas aparecieron varios seres que apenas podían calificarse como trasgoides si no más bien como seres aumentados por mutación y poder. Orcos que dejaban a los endurecidos veteranos como mera morralla por tamaño, habilidad y disciplina, había uno de ellos con tres ojos y otro con tres brazos fuertemente armados. Estos parecían sentir placer ante la oportunidad de batirse en combate cuerpo a cuerpo con alguien de poder y tras medir detenidamente a su oponente dos de ellos cargaron contra Asgareth para intentar acabar con el. Mientras estos dos grandes seres se acercaban Aoi no estando muy lejos intentó apoyar al Abad lanzando un frasco con sustancia tóxica que por desgracia fue desviada con un golpe de viento por parte de algún chamán enemigo cercano, derramándose el contenido del frasco sobre el propio clérigo del Tirano. Entre la toxicidad de la sustancia recibida por fuego amigo el Siervo del Supremo aguantó como pudo a los dos primeros seres aumentados alejándose de la nube de humo formada para acabar después con uno de ellos en combate singular, fue entonces cuando los otros dos se unieron de inmediato a la refriega contra el Abad. Mientras tanto el Líder de los Peregrinos por medio segundo le pareció ver a Rugo o a algo de su tamaño aterrizar no muy lejos, posiblemente encarándose a más unidades enemigas de beduinos arcanos y chamanes que aparecían de tiendas próximas y corrían hacia la conmoción en lo alto de la fortificada colina.
El combate contra los 3 enormes mutados trasgoides restantes no fue sencillo pero los dones de Hextor imperaron y Asgareth eliminó a otros dos más de esos seres, sin embargo cuando el cuarto de ellos estaba a punto de ser destruido este sonrió con satisfacción mientras mas orcos negros de élite en formación disparaban diversos rayos enérgéticos y disipatorios, como los antiaéreos previamente usados, impactando nuevamente al siervo del Todopoderoso mientras el cuarto ser aumentado caía rematado por dichos proyectiles energéticos.
En ese momento por los aires se divisó la figura de la Erinia que caía arrastrando y ahorcando por el cuello a un draco, el cual estrelló con una sonorísima estridencia contra la colina despedazando al ser y haciendo retumbar levemente todo el lugar. Mientras tanto, incorporándose una vez más y haciendo uso de las curaciones del TodoVerdadero, el seguidor del Gran Plan observó como la unidad de escudos y la otra unidad de alarbaderos se acercaban hasta casi llegar a su posición por lo que apuntando su puño empezó a pronunciar una palabra de poder hacia el sargento orco y la unidad acorazada en modo tortuga con sus escudos. Recibiendo como respuesta mas rayos eléctricos en un intento de anular su rezo de poder, Asgareth apretó sus dientes mientras escupía sangre y finalizó el rezo que conjuró su segunda y última zona de tentáculos de poder del Verdadero, viendo con satisfacción como estos apresaba e iba consumiendo a la unidad de orcos negros con escudos pesados destinada ahora a morir.
Sin embargo mientras Aoi volvía a acercarse hasta la posición de Asgareth, no viéndose ahora otros miembros de los Peregrinos por la zona, excepto oyendo un foco de lucha por donde se creía que Mao seguía desafiando y matando orcos, se comprobó que el retumbar de estrellarse el draco tuvo sus consecuencias. Como si de un panal de abejas furiosas se tratara, numerosas ESCOTILLAS DE PIEDRA OCULTAS BAJO TIENDAS EN EL SUELO, se abrían para revelar a nuevas oleadas de orcos negros surgiendo de búnkeres subterráneos excavados recientemente en la colina. La masa de orcos negros de refuerzo incluían mas seres de poder mutados a los cuales se les unían unidades supervivientes, humanos beduinos chamánicos y otros cargando en masa hacia Asgareth y Aoi.
Siendo estos envueltos y engullidos por el combate, fácilmente rodeados y poco a poco separados, Asgareth apenas pudo disponer algunos usos de sus varitas de Semblante Fantasmal y de los Cielos para sobrevivir unos escasos minutos más y dañar algo a sus enemigos con caídas de columnas de fuego mientras se concentraba ya meramente más en sobrevivir usando sus últimos pergaminos y rezos restantes curativos que en abatir enemigos a estas alturas. Fue tras unos angustiosos e infinitamente largos minutos finales donde la muerte era la única certeza a estas alturas cuando la Erinia regresó volando y comunicando telepáticamente que no se veía a nadie de los otros grupos con vida por ninguna parte por lo que Asgareth dio la orden de retirada a Aoi y orden mental de que tomara a esta en los cielos.
Aoi dio una patada a su oponente y lo usó como impulso para saltar y agarrarse a la Erinia en pleno vuelo, siendo testigo de esto Asgareth se tomo una poción de invisibilidad y mientras recibía algunos golpes y patadas más pudo finalmente alzar el vuelo con su forma alterada y temporales alas naturales. Mientras empezaban a ascender, los 3 miembros de la Jerarquía Central vieron a Mao no lejos y aún luchando, al cual se le dio orden de retirada. El poderosísimo monje asintió, satisfecho por la batalla y dando a entender que era honorable retirarse en este punto aunque no estaba claro como podría el monje escapar cuando la burbuja de alteración de magia que englobaba la zona seguramente impediría o alteraría todo tipo de poder de teletransporte.
En una subida desesperada, Furia, Aoi y Asgareth sacaron distancia a una enorme masa de Dracos que se acercaban provenientes de la zona de descanso de estos seres e incluso del frente de batalla que dejaban ante la conmoción creada en la colina. Observando como el asedio continuaba y como su golpe no había sido lo bastante fuerte para cambiar el estado de las cosas, Asgareth se decidió por hacer una última improvisación vengativa. Cuando se alejaron algunos cientos de metros en subida y en dirección opuesta a la ciudad y sintieron que el cosquilleo estático de los monolitos ya no los envolvía, los Siervos de Hextor pararon en el lugar pero comprobando como los jinetes de Dracos no entraban en persecución si no más bien creaban una formación defensiva sobre la colina. El Siervo del Tirano a un tiempo maldecía y alababa la disciplina de sus oponentes, nunca vista en trasgoides y rara vez vista en humanos.
Sin embargo esto no importaba ya que una vez fuera de la zona de efecto de las defensas de Klurrux, el Siervo del Todopoderoso, tras hacer un par de pruebas primero, comenzó a dar uso a su gran cantidad de pergaminos de convocaciones para traer a poderosos y enormes elementales de aire que iba conjurando uno tras otro para irlos lanzando en grupos contra los oponentes voladores. Finalmente desbordados por la gran cantidad de poderosos elementales, aunque estos perdían fuerza paulatinamente dentro de la zona de efecto de magia disrupcionada, estos conseguían aniquilar a dos o tres decenas de las armas de asedio voladoras del enemigo. Estas bajas en los dracos se sumarían a las perdidas adicionales creadas en el inicio del ataque por Rugo, con un bombardeo de sus glifos explosivos a un artefacto especial antes de intentar avisar al grupo Alpha, y a las defensas de la ciudad que aprovecharon la retirada al final de los dracos para derribar a buen número de ellos.
Después de este último golpe vengativo se procedió a reagrupar a los supervivientes mientras se observaba los resultados. No había rastro del grupo Bheta aunque en la zona de los civiles beduinos imperaban; tiendas en llamas, caos, gente corriendo, reses huídas, monturas escapadas, voces y gritos en la lejanía..... que indicaban que habían conseguido cumplir su objetivo antes de ser eliminados. Un resultado sorprendente considerando el problema de la zona disruptiva de magia y de los problemas de aterrizaje que deberían haber tenido sobre el objetivo de estos.
Al parecer la traslación especial de poder realizada por Mao en su retirada fue deflectada pero por designios del Tirano este apareció no demasiado lejos del grupo superviviente de Furia, Aoi y Asgareth, por ello el monje pudo ser contactado y reunido con los demás. Tras hacer llamar a los dos soldados escolta que vigilaban en las alturas superiores y a la oculta sombra, los siervos de Hextor observaron que el ejército asediante no se retiraba aún pero ese día los ataques cesaban en la ciudad para dedicarse a rehacer sus líneas.
Las bajas fueron numerosas, pero Hextor quedaba satisfecho cuando Sus Siervos participaron en un conflicto que se gestaba desde hace décadas o siglos, creando ellos solos un agujero visible en uno de los dos mayores poderes de todos los desiertos en un solo golpe sorpresivo. Las consecuencias estarían aún por verse pero los motivos, designios y destinos manejados por el Supremo que los habían hecho intervenir se daban por realizados o iniciados. La Peregrinación era llegar a las Tierras Prometidas, pero también la de cumplir designios en su camino.
Asgareth hizo uso del Pergamino de Palabra de Regreso final mientras la Erinia sobrevolaba su camino de vuelta y al final del día de los 21 que fueron volvieron 6, (además de cierta sombra oculta). Mientras se establecía que el campamento había estado seguro esas horas de ausencia, Asgareth tomó mano a una contingencia extra, un compartimento con muestras de pelos, escamas y corteza de todos los que habían participado en el asalto. Aunque los pergaminos de Resurrección no consiguieron hacer traer de vuelta las almas de los 8 soldados caídos, las almas de aquellos con mayor destino y voluntad si consiguieron ser retornadas. Por fortuna Hextor estaba satisfecho sin duda. Umbol, Kasandra, Hamil, Draknos, Kishia y Rugo pudieron ser traídos de vuelta en nuevos cuerpos reforjados, eso si, sin sus pertenencias ahora perdidas.
Sin embargo el alma de Grizzla no estaba en el más allá con lo que su ausencia solo se explicaba con su captura en vida. Pese a los relatos de Hazim sobre las increibles y sorprendentes acciones de la mediana que consiguió crear un caos monumental de muerte y destrucción entre los beduinos... de momento no había mucho que pudiera hacerse por ella por lo que de inmediato Asgareth ordenó una marcha de varias horas antes de volver a acampar por el sector oeste de Klurrux.
En la jornada de descanso el Abad dejaría que los supervivientes relataran sus proezas, aventuras y testimonios mientras celebraran sus consagraciones a Hextor, pero no sería lo que hiciera el propio Asgareth. El se mantendría meditando y preparando rezos de poder sabiendo y meditando sobre que acciones tomarían la ciudad asediada y sus asediantes ante tal interrupción de la gran batalla que estaban tomando. Los "Fuertes de Hextor" se habían presentado y mostrado sus credenciales al desierto.