El drama de la cerveza perdida en Augusto
Nov 17, 2022 14:16:38 GMT 1
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Post by Eidolon on Nov 17, 2022 14:16:38 GMT 1
Semanas después del suceso, todavía se habla a diario en las tabernas de todo el Reino sobre la reciente tragedia ocurrida en Augusto coincidiendo con casi el final del año. Al parecer en plena tarde en una de las principales calles del barrio de la superficie de la ciudad, se escuchó un pequeño estruendo seguido de la visión de una especie de rio o pequeña inundación que fuia pendiente abajo, el río parecía estar formado por una sustancia dorada. Cuando apenas unos momentos después los atónitos viandantes se dieron cuenta de que por el olor el río era cerveza.. que procedía además de cierto edificio conocido de cierto gran maestro cervecero.... las multitudes se abalanzaron a toda prisa hacia el río. La muchedumbre portaba jarras, vasos, cubos y todo tipo de recipientes, hubo alguno incluso que se tiró y zambulló en la marea del milagro de la abundancia dorada.
Sin embargo este aparente milagro terminó como suele pasar en muchos casos convirtiéndose en tragedia. En el furor que se formó por las prisas de recoger todo el alcohol posible, el caos y los empujones de la muchedumbre que se formó al momento en el lugar, muchos distraídos por el frenesí del momento no se percataron hasta que fue demasiado tarde que parte de la muchedumbre se desplomó por los barrancos limítrofes del barrio exterior de la ciudad. Se dice que más de media docena de personas terminaron despeñándose mientras en las prisas intentaban recoger y beber del suelo la cerveza. Por si esto no fuera bastante, en los días siguientes murieron varias personas más por la masiva ingesta de alcohol combinado con que la cerveza desparramada se había mezclado con la inmundicia de los suelos de las calles, no faltos de charcos de orín, defecaciones y algún que otro vagabundo dormido arrastrado por el súbito río.
Sin embargo el golpe más devastador que ha hecho a los parroquianos de todas las tabernas alzar sus jarras al aire, en unos minutos de respetuoso silencio antes de proseguir con sus bebidas durante las siguientes noches, ha sido la noticia de la muerte del Señor Klangedul de Augusto, reconocido y anciano maestro cervecero sin par en el Reino. Conocido no solo por sus viejos días de aventurero donde ayudó a fundar varios pueblos en décadas anteriores por toda la península, sino principalmente por la elaboración y venta de su fórmula familiar secreta de fermentación de una cerveza especial y propia conocida como una de las jarras más exquisitas que pudieran tomarse en Augusto.
Se dice que tras la muerte de único heredero en las marchas enanas por las montañas, las cuales reconquistaron un par de enclaves los cuales se volvieron a perder recientemente y acabó con un desastre en un tercer lugar, el Gran Maestro Cervecero había empezado a recibir numerosas presiones constantes e incluso acosos continuados por parte de numerosos mercaderes, nobles y gentes interesadas en conseguir un beneficio viendo la oportunidad de comprar la misteriosa receta a su dueño. Al parecer tras varios años de presiones se cree que el Maestro Cervecero tuvo más que suficiente.
Por lo que algunos relatan y se cuchichea de lo averiguado por la guardia de la ciudad, en un gesto que sería muy propio del anciano y tozudo enano, este echó a sus ayudantes de su fábrica cervecera y se dispuso a volcar y abrir a hachazos todos y cada uno de sus toneles de cerveza para en un último gesto de desafío final sentarse en una silla, quitarse sus pantalones y finalmente clavarse un puñal en el corazón con una mano mientras que con la otra al parecer consiguió mantener el dedo medio sacado hasta su muerte pocos momentos después.
Sin embargo este aparente milagro terminó como suele pasar en muchos casos convirtiéndose en tragedia. En el furor que se formó por las prisas de recoger todo el alcohol posible, el caos y los empujones de la muchedumbre que se formó al momento en el lugar, muchos distraídos por el frenesí del momento no se percataron hasta que fue demasiado tarde que parte de la muchedumbre se desplomó por los barrancos limítrofes del barrio exterior de la ciudad. Se dice que más de media docena de personas terminaron despeñándose mientras en las prisas intentaban recoger y beber del suelo la cerveza. Por si esto no fuera bastante, en los días siguientes murieron varias personas más por la masiva ingesta de alcohol combinado con que la cerveza desparramada se había mezclado con la inmundicia de los suelos de las calles, no faltos de charcos de orín, defecaciones y algún que otro vagabundo dormido arrastrado por el súbito río.
Sin embargo el golpe más devastador que ha hecho a los parroquianos de todas las tabernas alzar sus jarras al aire, en unos minutos de respetuoso silencio antes de proseguir con sus bebidas durante las siguientes noches, ha sido la noticia de la muerte del Señor Klangedul de Augusto, reconocido y anciano maestro cervecero sin par en el Reino. Conocido no solo por sus viejos días de aventurero donde ayudó a fundar varios pueblos en décadas anteriores por toda la península, sino principalmente por la elaboración y venta de su fórmula familiar secreta de fermentación de una cerveza especial y propia conocida como una de las jarras más exquisitas que pudieran tomarse en Augusto.
Se dice que tras la muerte de único heredero en las marchas enanas por las montañas, las cuales reconquistaron un par de enclaves los cuales se volvieron a perder recientemente y acabó con un desastre en un tercer lugar, el Gran Maestro Cervecero había empezado a recibir numerosas presiones constantes e incluso acosos continuados por parte de numerosos mercaderes, nobles y gentes interesadas en conseguir un beneficio viendo la oportunidad de comprar la misteriosa receta a su dueño. Al parecer tras varios años de presiones se cree que el Maestro Cervecero tuvo más que suficiente.
Por lo que algunos relatan y se cuchichea de lo averiguado por la guardia de la ciudad, en un gesto que sería muy propio del anciano y tozudo enano, este echó a sus ayudantes de su fábrica cervecera y se dispuso a volcar y abrir a hachazos todos y cada uno de sus toneles de cerveza para en un último gesto de desafío final sentarse en una silla, quitarse sus pantalones y finalmente clavarse un puñal en el corazón con una mano mientras que con la otra al parecer consiguió mantener el dedo medio sacado hasta su muerte pocos momentos después.