Post by Gwyn on May 22, 2019 4:15:47 GMT 1
Los días en el continente de Paugran parecían distantes uno de otros, en comparación con su antiguo mundo, la podredumbre de las ciudades aún no invadía del todo la tierra, Nazorg se sorprendía de encontrar bosques, tierras verdes y no granjas, además de ríos que no estuviesen teñidos en sangre ni en el que flotaran cadáveres, pues en su ciudad y quizá por influencia de la fortaleza de Hextor, el gran rio que cruzaba el continente y desembocaba en el mar, cuyo único paso ocupaba dicha fortaleza. Era un profundo rio de color negro rojizo, espero y mal oliente. Por el cual navegaban barcos que pagaban un peaje a las puertas metálicas y chirriantes de la fortaleza del tirano. Era inevitable no comparar aquello con las cristalinas aguas que encontraba a su paso en ríos y lagos en este nuevo mundo llamado Theia. Si bien es cierto que, tampoco conoció mucho más allá de aquella triste ciudad en su propio mundo, algo se interior se preguntaba si tal vez hubiese algo más, quizá al otro lado del gran rio o más allá del mar.
Mientras meditaba sobre aquello, su mente lejos de estresarse, se despejaba. El Abad Asgareth le había pedido una tarea monumental, reunir un ejército y entrenarlo, junto con Acut. Si bien era cierto que se parecían mucho, también diferían en la misma medida. Como dos corrientes furibundas que se topan y crean un remolino. Él tenía sus métodos, los que había conocido, había nacido en la mierda y en la miseria, tal vez otros como él, también lo habían hecho aquí, en este nuevo mundo. Así decidió enfocarlo por ese lado. Buscaría a los desadaptados, a los que se sentían fuera de lugar en la sociedad, a los perseguidos y marginados. Entonces les tendería su mano, pero en la misma medida. Los entrenaría, los enseñaría ser fuertes, a buscar el poder por sobre todas las demás cosas y lo más importante a ser una unidad, una familia. ¿será por qué él nunca tuvo una? Nada lejos de la verdad, pues aquellos que lograron sobrevivir a las enseñanzas de los puños sangrientos de Hextor. Eran una cruel y obediente familia.
Nadie pensaría eso, pues desde fuera la gente solo veía asesinos sanguinarios. ¿Qué sabrían ellos de las vicisitudes que habían tenido que vivir? Hextor enseña que el poder es lo más sensato, aquellos que lo tienen sobreviven por sobre lo demás, la perfección física y mental son las mejores armas. La perfección en el yo interno. A base de sangre derramada de los débiles. Pero los débiles incluso tienen la oportunidad de ser los poderosos. Él les daría esa oportunidad y si no se aferraban a ella, entonces lamentablemente no estaban preparado para la realidad que mueve el mundo. Él les enseñaría como transformar el odio y las lágrimas amargas en dos armas poderosas, la ira en una armadura para la mente y el miedo en un propósito. Con esa mentalidad y tras haber hablado con Acut, pese a tener un mismo propósito se dividieron.
Nadie pensaría eso, pues desde fuera la gente solo veía asesinos sanguinarios. ¿Qué sabrían ellos de las vicisitudes que habían tenido que vivir? Hextor enseña que el poder es lo más sensato, aquellos que lo tienen sobreviven por sobre lo demás, la perfección física y mental son las mejores armas. La perfección en el yo interno. A base de sangre derramada de los débiles. Pero los débiles incluso tienen la oportunidad de ser los poderosos. Él les daría esa oportunidad y si no se aferraban a ella, entonces lamentablemente no estaban preparado para la realidad que mueve el mundo. Él les enseñaría como transformar el odio y las lágrimas amargas en dos armas poderosas, la ira en una armadura para la mente y el miedo en un propósito. Con esa mentalidad y tras haber hablado con Acut, pese a tener un mismo propósito se dividieron.
Nazorg comenzó visitando las posadas de cada ciudad libre, entregando un pergamino elaborado y por un escriba, el cual también hizo varias copias. Las entrego a varios posaderos y se encargó de que estos pudieran extender su contenido entre los parroquianos y que se extendiera a las calles si era necesario. El pergamino rezaba:
Aquellos en la búsqueda del poder, de la perfección y de la libertad. Guerreros, aventureros, batidores o cualquier capaz de empuñar un arma y que sea capaz de defenderse. De cualquier raza y género. Todos aquellos que se sientan fuera de lugar, que sea perseguidos o tenidos a menos por la sociedad. Oprimidos o vejados de la libertad, incluso criminales, bandidos o perseguidos políticos o religiosos. Se te ofrece una nueva oportunidad, de formar parte de algo más grande, de algo glorioso. Una compañía capaz; serás entrenado y capacitado, formaras parte de una familia y obtendrás un propósito. Aquellos que superen las pruebas, todos quienes sean capaces. Serán recompensados más allá de lo que su imaginación estime. La grandeza será parte de sus nuevas vidas. Si deseas romper el ciclo, demostrar que no eres lo que la sociedad quiere que seas, entonces acude a Rym, se promete un techo, comida y bebida mientras estén bajo nuestro cuidado y entrenamiento. No será sencillo, pues nada lo es. El entrenamiento es duro y solo los mejores serán aceptados. Una vez en Rym busquen a Dhraeh o Aoi.
Nazorg, pensó que él no era el más adecuado para expandir rumores por sí mismo o para reclutar gente, pues para todos él era un animal extraño en la sociedad. Su aspecto no llamaba especialmente la atención o por el contrario horrorizaba al resto. Por eso pensó, que las palabras escritas en el pergamino se encargarían, sin embargo, no podría dejar de pensar que solo esta llegaría a las ciudades libres. Pues tenía prohibido acercarse a Luar Thyr, Klenth y Luar Rush. Fue entonces cuando recordó que no tendría por qué hacerlo todo él, solo y ya que Acut tampoco podría acercarse a dichas ciudades, pensó en un elemento neutral. Fue entonces cuando a su mente vino la joven Hécate. Ya antes había demostrado ser bastante capaz. La había visto en acción, solía pasar desapercibida y tenía ese encanto natural. Aquella tarde, bajo la habitación de la posada y la encontró junto a Zarrael, ahora “Bronco Tempestad”. Tras meditarlo, decidido que era una buena oportunidad. En aquellas ciudades había muchos que querrían una nueva vida, aquellos hartos del yugo de la inquisición, era una oportunidad perfecta. Le comento a Hécate su plan y le enseño el rollo de pergamino. La muchacha lo leyó y comprendió lo que Nazorg quería hacer. Él le explico, que debía hacerlo bajo perfil, sin llamar la atención y con eficacia, sabía que podría hacerlo, la muchacha pareció verlo como un reto y una oportunidad. Por qué acepto el trabajo, obtendría una paga y el favor de Nazorg, que siempre cumple su palabra. Zarrael parecía interesado en aquello, así que le dio varias directrices y, como iniciativa propia y muy inteligente. Hécate se deshizo del pergamino, no era necesario, ni tampoco prudente llevarlo encima especialmente en las ciudades estado. Conocía su contenido, sabía lo que tenía que hacer y decir. Además, llevaría tiempo, no sería cosa de un día o dos. Con el contenido del pergamino en su mente, arrojo el papel al fuego del hogar de la posada, con una mirada cómplice y llena de seguridad, afirmo a Nazorg que haría el trabajo.