Post by johndoe on Jul 31, 2019 4:44:52 GMT 1
Estimada Jehanne,
Te escribo porque sé que estás en uno de tus viaje alrededor de la península, pero también porque necesito hablar contigo. Si te parece bien, nos veremos en Bayas-Rathu en diez días. Actualmente me encuentro en Lual-Thyr, ayudando a tu hermano Bennett en una investigación que se está mostrando más compleja e intrincada de lo que podría esperar. Yo estoy bien, y tu hermano también. De hecho, está contento del nuevo edicto emitido por el rey Rokam I. No le digas que te lo he dicho.
Pero me estoy desviando del tema. El asunto que me gustaría discutir contigo es nuestro proyecto común. Sé que aún no te he contado mucho, y lo que he hecho ha sido un tanto superficial. La verdad es que, además de que es un asunto que me toca de cerca, también me evoca celo y precaución. Así que quiero quedar contigo y hablarlo en persona. Explicarte los detalles. Contarte mis planes presentes y futuros. Y también escuchar tus sugerencias e ideas.
Con respecto al mismo, ya he empezado a moverlo. He estado meditando meticulosamente cuales serán nuestros siguientes pasos. He escrito algunas ideas. Además, también me he aventurado a probar mis habilidades comerciales. Han resultado ser más efectivas de lo que esperaba. Parece que una sonrisa es capaz de venderse por sí sola. Sé que tú también estás aprovechando tus viajes para comerciar. Es por ello, que también quiero pedirte un favor. O más bien, encomendarte una tarea de vital importancia. Pero antes voy a ponerte al corriente de algunos de mis movimientos:
En primer lugar, como ya te he explicado, he iniciado mi aventura comercial. Estoy visitando varias ciudades, estudiando sus productos, sus necesidades, los precios, los flujos de mercancías, etcétera. No me está yendo mal. Además de ayudarme a entender cómo funciona la península, me está ayudando a recaudar fondos. Sin embargo, no es todo lo que he hecho.
También he contactado con un conocido mío. Se podría decir que ya es prácticamente un amigo. Ya te hablé de él: Pulum, el Archivista. Creo que os llevaréis bien. Tenéis varias cosas en común. Él también viajó en su juventud. Y actualmente está interesado en la botanica. He llegado a un acuerdo, con respecto a eso. Un acuerdo que prefiero contarte en persona, y el cual ha dado como fruto una sorpresa que te llevaré cuando nos reunamos. Creo que te entusiasmará.
Ahora en cuanto al encargo. Junto a esta misiva te adjunto Diez mil monedas de oro. Quiero que las utilices sabiamente. ¿Para qué son? Te preguntarás. Quiero que las utilices para comprar algunas mercancías y las vendas allá donde sean necesarias. Quiero que tantees el mercado y utilices tu instinto comercial. Sé que lo tienes y que es mejor que el mío. No es tan necesario que saques beneficios, lo es más que hagas contactos y afiances algunas relaciones. Que veas y nos hagas ver. Y que sean intercambios justos. Por supuesto, si haces beneficios mejor. Aprovecha para ello mientras nos reunimos.
Te escribo porque sé que estás en uno de tus viaje alrededor de la península, pero también porque necesito hablar contigo. Si te parece bien, nos veremos en Bayas-Rathu en diez días. Actualmente me encuentro en Lual-Thyr, ayudando a tu hermano Bennett en una investigación que se está mostrando más compleja e intrincada de lo que podría esperar. Yo estoy bien, y tu hermano también. De hecho, está contento del nuevo edicto emitido por el rey Rokam I. No le digas que te lo he dicho.
Pero me estoy desviando del tema. El asunto que me gustaría discutir contigo es nuestro proyecto común. Sé que aún no te he contado mucho, y lo que he hecho ha sido un tanto superficial. La verdad es que, además de que es un asunto que me toca de cerca, también me evoca celo y precaución. Así que quiero quedar contigo y hablarlo en persona. Explicarte los detalles. Contarte mis planes presentes y futuros. Y también escuchar tus sugerencias e ideas.
Con respecto al mismo, ya he empezado a moverlo. He estado meditando meticulosamente cuales serán nuestros siguientes pasos. He escrito algunas ideas. Además, también me he aventurado a probar mis habilidades comerciales. Han resultado ser más efectivas de lo que esperaba. Parece que una sonrisa es capaz de venderse por sí sola. Sé que tú también estás aprovechando tus viajes para comerciar. Es por ello, que también quiero pedirte un favor. O más bien, encomendarte una tarea de vital importancia. Pero antes voy a ponerte al corriente de algunos de mis movimientos:
En primer lugar, como ya te he explicado, he iniciado mi aventura comercial. Estoy visitando varias ciudades, estudiando sus productos, sus necesidades, los precios, los flujos de mercancías, etcétera. No me está yendo mal. Además de ayudarme a entender cómo funciona la península, me está ayudando a recaudar fondos. Sin embargo, no es todo lo que he hecho.
También he contactado con un conocido mío. Se podría decir que ya es prácticamente un amigo. Ya te hablé de él: Pulum, el Archivista. Creo que os llevaréis bien. Tenéis varias cosas en común. Él también viajó en su juventud. Y actualmente está interesado en la botanica. He llegado a un acuerdo, con respecto a eso. Un acuerdo que prefiero contarte en persona, y el cual ha dado como fruto una sorpresa que te llevaré cuando nos reunamos. Creo que te entusiasmará.
Ahora en cuanto al encargo. Junto a esta misiva te adjunto Diez mil monedas de oro. Quiero que las utilices sabiamente. ¿Para qué son? Te preguntarás. Quiero que las utilices para comprar algunas mercancías y las vendas allá donde sean necesarias. Quiero que tantees el mercado y utilices tu instinto comercial. Sé que lo tienes y que es mejor que el mío. No es tan necesario que saques beneficios, lo es más que hagas contactos y afiances algunas relaciones. Que veas y nos hagas ver. Y que sean intercambios justos. Por supuesto, si haces beneficios mejor. Aprovecha para ello mientras nos reunimos.
¿Por qué optar por el comercio? Bien, actualmente no tenemos suficiente presupuesto y esto ayudará. Además no sólo necesitamos recaudar algo de oro, también necesitaremos contactos y fama. Por lo menos comenzar a forjarla. Es por ello que, he forjado una pequeña insignia para ti. La he diseñado yo misma y espero que te guste. La encontrarás dentro del sobre, es una pequeña plaquita circular de oro y plata; úsala mientras realizas los intercambios comerciales y que nos vayan conociendo. Ah, y lo más importante es el nombre que usaremos y en el que se materializará nuestro proyecto. Sé que quizá no sea el más original, pero a mí me gusta. Úsalo bien ya que a partir de ahora somos:
La Casa de las Estrellas.
Atentamente, Stella Luminaris.