Post by spoiler on Aug 27, 2019 22:31:44 GMT 1
-- EN CONSTRUCCIÓN --
Thok'urog
Nombre: Thok'urog.
Apodos: Carroña. Huargo herido.
Edad: 14 años.
Origen: Páramo desconocido.
Aspecto: Es pequeño de altura para tratarse de un semiorco, aunque también es más fornido de lo que cabría esperar. Tiene muchos tipos de marcas por todo el cuerpo: cortes, arañazos, perforaciones, quemaduras y escarificaciones. De su rostro destaca sobre todo lo desfigurada que tiene la cara y cabeza por los numerosos golpes que ha recibido de parte de su amo esclavista orco. Tendría una alborotada melena color ceniza si no fuera porque desde que partió del tempo de Zodal se afeita la cabellera a diario.
Trato: Como ante desconocidos le resulta imposible no parecer estúpido si habla o rudo si calla, prefiere quedar de rudo por elección. Suele comunicarse con gruñidos y gestos si la situación se lo permite. Sus gruñidos no suelen sonar muy amenazantes, aunque su aspecto no ayude a proyectar una imagen poco intimidatoria. Sus gestos son precisos y orgullosos y a veces los acompaña con alguna palabra para ayudarse. Por el esfuerzo que le supone hablar, raramente utiliza expresiones complejas, palabras largas o dobles sentidos y si se molesta en tener una conversación con alguien es porque realmente le respeta y aprecia.
Le gusta:
- La adrenalina del combate.
- La justicia.
- La gente fuerte y de honor.
- Los remedios para la migraña a base de manzanilla.
Le disgusta:
- Los abusos de poder.
- Que le toquen la cabeza.
- Los ruidos y luces intensas.
- Tener que hablar de cosas complicadas o con palabras largas.
- Las migrañas.
- Los remedios para la migraña a base de gengibre.
Hobbies:
- Entrenar.
- Jugar con los niños huerfanos de los templos.
- Afeitarse meticulosamente la cabellera con su navaja de Zodal.
Familia:
- Jefe del clan Machacacráneos, referente paterno orco.
- Monje de Zodal sin nombre, referente paterno humano.
- Huérfanos del templo de Zodal, hermanos adoptivos.
Su pasado:
Sus primeros recuerdos son de cuando era un niño esclavo.
La tribu del clan Machacacráneos tenía por costumbre asaltar poblados nómadas por el thok'urog, la "carroña de guerra" -los despojos y victimas que sobreviven al despiadado asalto de los orcos-. Si los humanos que habían sobrevivido eran hombres, eran capturados como esclavos. Si los supervivientes eran mujeres y niños, eran carnaza de huargo. Como los semiorcos maduran más rápido que los humanos, el pequeño semiorco a sus seis años ya parecía un adolescente humano musculoso y verdoso y se libró de ser comida. Pero no le esperaba un destino mucho mejor.
Tras cada asalto a un poblado, la siguiente noche de luna llena la tribu preparaba un juego a modo de circo donde los orcos más jovenes del clan se armaban con hachas y mazas y aprendian a masacrar sin piedad a los humanos en una especie de ruedo grande llamado "la picadora". La noche que le tocó al pequeño semiorco ocurrió algo que jovenes orcos que iban armados no podian creer: lo que parecía un orco masacrando a puñetazos y cabezazos a orcos y humanos por igual. Sí, parecía un orco... pero sonaba mucho peor. Era un demonio salvaje y rabioso. Más salvaje que un orco y más sediento de sangre que un huargo. Para cuando los orcos se dieron cuenta que no era de los suyos, el semiorco ya habia agarrado un enorme hacha de una de sus víctimas. Estos jóvenes orcos podrían estar preparados para masacrar humanos desarmados, pero no para ver cómo un monstuo partía en dos a un compañero. El primer recuerdo del semiorco fué el sabor de la sangre -propia y enemiga- y cientos de voces vitoreando al unísono "¡Thok'urog, thok'urog, thok'urog!". Acababa de sobrevivir a la picadora y "promocionar" de esclavo humano a esclavo orco.
Después de aquella sangrienta noche, Thok'urog pasó a tener que sobrevivir a los otros esclavos -orcos de otros clanes conquistados más débiles- que le despreciaban por ser mestizo. A parte, era mucho más jóven y pequeño que el resto de esclavos, así que tuvo que ser el doble de duro y fiero que los demás para sobrevivir.
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Pasaron los años, y Thok'urog no hacia más que causar problemas. Esto llegó a oidos del Jefe de Guerra Machacacráneos, quién tuvo una idea para bajarle los humos al inestable esclavo.
Mandó llamar a Thok'urog a su tienda, se lo trajeron a patadas y encadenado a su tienda. Thok'urog no paraba de resoplar, iracundo. Delante tenía al orco más grande y armado que había visto nunca. El semiorco no se dejó achantar y le miraba con un profundo y visible desprecio.
-¿Sabes quién soy?- le preguntó el Jefe de Guerra. El semiorco le dedicó una mirada llena de odio acompañada de una mueca horrible.
-Un orco muerto.- contestó escupiendo al suelo.
El Jefe de Guerra estalló en carcajadas.
-Me gusta tu temperamento y sed de sangre. La esclavitud no te ha cortado las bolas. Y eso no es algo que pueda decir el resto de la carroña con la que vives.-
EL Jefe de Guerra comenzó a pasearse lentamente por delante de los estantes de armas.
-Te voy a explicar la situación en la que te encuentras. Eres el clavo que más destaca, por eso te voy a sacar del pozo de mierda en el que estás. Necesito a alguien duro de verdad. Alguien que sepa meter en cintura a los esclavos.- Cogió un martillo de guerra enorme del estante y empezó a acariciar su cabeza metálica burlonamente -Aplicar buena disciplina orca si se muestran rebeldes. Y tú... tú tienes la actitud.-
Se acercó al semiorco, clavándole la mirada. -¿Entiendes la oportunidad que te estoy ofreciendo? Solo tendrás que aguantar las patadas de algún que otro soldado... oh, y las mias, por supuesto. No eres más que carroña, pero eres buen material. Tan solo necesitas unos fuertes y precisos golpes de alguien que sepa moldear tu cuerpo y tu espíritu y terminarás siendo un arma formidable. ¡Vas a ser mi herramienta!-
Se acercó aún más al rostro del semiorco, enseñandole una hilera de colmillos que bien podrían arrancarle la cara ahí mismo.
-¿Entiendes la posición que te estoy ofreciendo? Privilegios a cambio de obediencia. ¿Tienes lo que hay que tener?-
El semiorco sonrió con orgullo -Lo tengo.-
Al instante hizo acopio de toda la fuerza que tenía, cogió impulso con el cuello y le arreó un cabezazo en la boca al Jefe de Guerra.
El Jefe de Guerra casi cayó de culo al suelo, sorprendido. Miró al semiorco, que a pesar de la sangre que le goteaba por la frente y le entraba en los ojos no le habia cambiado la mirada de odio visceral. Se arrancó un diente que se le habia quedado flojo del golpe y escupió en la cara del semiorco riendose.
-¡Desde luego que vales para esto! Tienes que aprender la primera lección cuanto antes...- El Jefe de guerra se volvió a por la maza del estante. -Lástima que también vaya a ser la última. Tú no eres más que un clavo que despunta. ¡YO soy el martillo!-
Con un rugido aterrador, el enorme orco le asestó un mazazo brutal en la herida de la cabeza. *Crack*. Thog'urok se desplomó aturdido en el suelo, con los oidos y la nariz sangrando y balbuceando palabras sin sentido hasta que perdió la consciencia a los pocos segundos.
El Jefe de Guerra se volvió a sus guardias -¡Encadenadlo a un poste a la entrada de mi tienda! Si no sobrevive, echadselo de comer a los huargos. Si sobrevive...- miró pensativo las manchas de sangre del martillo de guerra- puede que forje algúna cosa útil de este clavo molesto.-
-- CONTINUARÁ--