Post by kindarnakes on Mar 5, 2020 23:52:33 GMT 1
Nombre: Aldchar'gard Nolmor
Raza: Elfo solar
Deidad: ??
Lugar de procedencia: ??
Descripción física: Un elfo algo alto para su especie, su piel, como la arena del desierto, su pelo, como un rayo de luz, de peinado siempre cambiante. Sus ojos como las hojas en primavera. No es especialmente atlético ni fuerte, pero si posee rasgos armoniosos y muy llamativos.
Descripción psicológica: De generalmente buenos modales y gran curiosidad, pero se plantea un misterio, pues tras sus cultas palabras y grandes historias, quizá alguna sea la suya.
Origen:
- En una tierra lejana, en una época pasada, hubo un reino que estaba sufriendo la ira de un terrible dragón rojo. Cada semana, para aplacar su ira, la aldea le ofrendaba una muchacha joven para que fuese devorada por el dragón. Cuando un día, fue la hija del rey la elegida, la princesa más bella del reino. El rey se negaba a ofrendar a su hija y el pueblo clamaba por la realización de la ofrenda. Los campos ya fueron quemados por el dragón, si quemaba también los bosques, no quedaría alimento para nadie en el reino. La joven princesa, pese a los deseos de su padre, enfrentándose a su final, tomo una decisión. Esa misma noche se ofrendaría al dragón.
Una dramática pausa ocurrió en el relato, todos los que estaban en aquella posada respiraban expectantes a la historia contada con aquella voz profunda y melódica que les atraía de forma inevitable.
- La princesa huyó nada más aparecer la luna en el cielo. Cuando el manto de la oscuridad ya sumió el reino por completo, la muchacha estaba frente a la guarida del dragón. Lo que ella no supo hasta más tarde es que no estaba sola. Un muchacho joven la siguió desde el castillo. Un muchacho que siempre la estaba mirando, un simple guardia de palacio. Alertado por el ruido, el dragón salió de su escondite para ver a la muchacha frente a su guarida. “¿Qué tenemos aquí? Aún me siguen enviando ofrendas …” – entonando de forma más grave – “Estúpidos humanos, este es mi territorio, marchaos de una vez” Fue entonces cuando el dragón vio al joven caballero y exhalo fuego en una clara advertencia. Más el caballero lo entendió como que iba a matar a la princesa y antes de pensarlo, su espada estaba apuntando al dragón mientras cargaba.
La figura que narraba la historia se puso en pie, con una espada de madera que apuntó al techo.
- Lo que el dragón no sabía es que en esa acción ocurrió un milagro, o más que un milagro, una magia muy antigua. Uno de esos conjuros que solo se crean a partir de una fuerza de voluntad muy poderosa. Una magia que sacude las entrañas mismas de la tierra, pues fue Theia misma la que respondió a las emociones del caballero que tan valientemente arriesgo su vida para acabar con un dragón que amenazaba no solo la vida de su amada princesa, sino la de la flora y la fauna de los bosques de esas tierras. La espada del muchacho brilló, pero no con una luz que podamos describir, sino como el fulgor mismo de sus emociones, tan fuertes que tan solo un golpe con ellas hizo mella en las poderosas escamas del dragón.
El hombre se sentó de nuevo.
- El terrible monstruo comenzó a sangrar, la vida se escapaba de su cuerpo en forma de líquido carmesí. Pero no acabó ahí nuestra historia, pues de la sangre de tan poderosa criatura nacido algo nuevo, de la sangre brotaban rosales tan bellos que cautivaron a nuestro joven héroe, que toco una, aún haciendo sangrar sus manos con las espinas, para ofrecerla a su amada princesa, aún perpleja por lo que acababa de suceder. Ambos regresaron a palacio y nadie los creyó hasta que a la mañana siguiente un batidor exploró la cueva del dragón. Más no se sabe que ocurrió con el amor de los dos jóvenes, pero en algún lugar del mundo, frente a una cueva donde se halla hoy un poderoso altar a Theia, crece un gran rosal entre los huesos de un dragón.