Post by SomeSay on Nov 1, 2018 15:43:19 GMT 1
Jane Kross bajó al alcantarillado de la ciudad, no era ni la primera ni la segunda vez que lo hacía, así que ya tenía cierta confianza con los guardias que siempre custodiaban el acceso a esa parte del alcantarillado aislado por derrumbes. Bajó por la reja de acceso, siguió con unos pasos hacia el fondo del oscuro y pestilente túnel hasta que llegó a la reja. Abrió la reja y bajó las escaleras hasta llegar a aquella estancia aislada por otra reja; Comenzó a prepararse, desenvainó el espadón que siempre lleva colgado a su espalda y se dispuso a conjurar, aunque se detuvo con la primera palabra del componente verbal del conjuro en cuanto escuchó varios pasos acercarse justo por donde acababa de entrar, entonces alzó la mirada.
Ahí estaba, una figura ruidosa con cada paso, con su característico sombrero... Alan, un mercenario de la zona que había conocido días atrás. No conocía mucho sobre él, más allá de que podía resistir en combate y que era capaz de pedir el favor de alguna deidad o ente que, por ahora, desconocía. Ambos se saludaron y entablaron conversación, preguntando por los intereses el uno del otro sobre aquél pestilente y tétrico lugar, a lo que ambos llegaron a una misma conclusión el uno del otro, sólo buscaban limpiar la zona con la esperanza de obtener algún botín olvidado en algún oscuro túnel o algún aventurero muerto en algún despiste.
Se pusieron en marcha, abrieron la reja que daba acceso directo al alcantarillado de la ciudad, ahora que eran dos había cambiado la táctica; Alan avanzaría en primer lugar mientras que Jane cubriría la retaguardia con la ballesta. Cruzaron la reja y se adentraron por el túnel plagado de ratas durante largos minutos, abriéndose paso a base de golpes y virotazos, hasta que llegaron a una zona circular. Observaron la zona y acabaron con varias de esas ratas, si bien no eran del todo problemáticas sus pequeños mordiscos terminaban por desollar las piernas de cualquier persona despistada o poco diestra, aunque para Alan era diferente, con sus grebas lograba evitar la gran mayoría de mordiscos. Una vez la pequeña sala quedó libre, ambos examinaron la zona en busca de algo de valor hasta que.. ¡Premio! Dieron con una caja que parecía estar en buen estado, o al menos en mejor estado de lo que allí había, la abrieron y se repartieron las pocas monedas que encontraron.
Sus pasos los llevaron a cruzar aquella pequeña estancia circular, avanzando por un nuevo túnel del alcantarillado hasta que ambos escucharon algo; ¡Pasos! Si bien escucharon algunas risas provenir de su derecha, algo más inquietante había a su izquierda, varios pasos rápidos se acercaban a ellos hasta que lograron ver tres pequeñas figuras abalanzarse sobre ellos, eran tres medianos con los ojos dilatados y completamente idos, parecían meros vagabundos por sus harapos y unos garrotes con los que intentaron asaltar a la pareja de aventureros.
El pertrechado dúo terminó con la vida de aquellos medianos de aspecto enfermizo. Un vistazo concienzudo a los cadáveres hizo levantar las sospechas de que estaban bajo los efectos de alguna droga, aunque no lograron descubrir mucho más en ese momento. Con la duda asaltando sus pensamientos decidieron investigar ese asunto, solucionado el asunto de los pasos que provenían de la izquierda, sólo quedaba una dirección que investigar, así que se lanzaron sin pensar aunque con cautela.
Sus pasos los llevaron a un giro cerrado, Alan seguía en cabeza mientras que Jane mantenía cierta distancia. Nada más girar la curva, Alan pudo ver a dos medianos más, uno se adentró más allá del túnel y un segundo se lanzó sin más a por el hombre armado, acabando en el suelo poco después. Esta vez no hubo una segunda investigación, se movieron con rapidez en busca del mediano restante al cual lograron ver poco después.
El mediano estaba agachado frente a las aguas contaminadas de residuos corporales, parecía querer alcanzar su propio reflejo como si se tratara de algo verdaderamente maravilloso. Cuando escuchó al intrépido grupo de aventureros, Alan y Jane, el mediano se levantó y comenzó a hablar con verdadera ansia, parecía desesperado por conseguir más de esas substancia que los hacía quedar en ese estado de locura, poco después se abalanzó contra el grupo y ése fue el fin de su pésima existencia.
Para Alan y Jane, ése lugar era algo más que el refugio de unos simples medianos drogadictos, así que decidieron investigar el último lugar que les quedaba.
Deshicieron sus pasos hasta volver al cruce donde fueron asaltados y tomaron el camino que aún no habían investigado hasta llegar a una pequeña sala igual de pestilente que el resto de alcantarillado, aunque en ésta encontraron algo, una pequeña carreta con varias mantas de aspecto roñoso y varios frascos rotos por el suelo, en menor medida unos frascos con algo de contenido herbáceo en descomposición. Tenían claro que ese era el lugar donde los medianos descansaban y disfrutaban de su pobre pasatiempo, pero no habían muchas pistas hasta que Jane se acercó a las mantas y, haciendo uso de toda su valentía, decidió apartar las mantas con auténtico asco mostrado en su rostro por si escondían algo; ¡Premio! Un frasco con una hierba en su interior se removió y cayó hasta el carro, parecía que el contenido estaba en un estado aceptable, así que Jane lo cogió y, tras enseñárselo a Alan, lo guardó en uno de sus bolsillos.
Después del descubrimiento, no quedaba mucho más por investigar, ambos aventureros salieron de aquél lugar y por fin pudieron respirar hondo el aire fresco del exterior, aunque estaba más que clara la necesidad de un baño... O dos.
La aventura había acabado para el dúo, pero habían terminado con más dudas que descubrimientos, ¿Quienes eran esos medianos? ¿Guardaban relación con acontecimientos pasados? ¿Quienes suministraban dicha droga? ¿Cómo la hacían llegar hasta el alcantarillado?, preguntas que no tenían respuesta en esos momentos y que ambos hilaban sus propias conclusiones, aunque si coincidieron en una cosa... Sería mejor guardar la muestra encontrada, al menos hasta descubrir más detalles, así que cada uno se marchó por su cuenta, manteniendo ese pequeño secreto.
Ahí estaba, una figura ruidosa con cada paso, con su característico sombrero... Alan, un mercenario de la zona que había conocido días atrás. No conocía mucho sobre él, más allá de que podía resistir en combate y que era capaz de pedir el favor de alguna deidad o ente que, por ahora, desconocía. Ambos se saludaron y entablaron conversación, preguntando por los intereses el uno del otro sobre aquél pestilente y tétrico lugar, a lo que ambos llegaron a una misma conclusión el uno del otro, sólo buscaban limpiar la zona con la esperanza de obtener algún botín olvidado en algún oscuro túnel o algún aventurero muerto en algún despiste.
Se pusieron en marcha, abrieron la reja que daba acceso directo al alcantarillado de la ciudad, ahora que eran dos había cambiado la táctica; Alan avanzaría en primer lugar mientras que Jane cubriría la retaguardia con la ballesta. Cruzaron la reja y se adentraron por el túnel plagado de ratas durante largos minutos, abriéndose paso a base de golpes y virotazos, hasta que llegaron a una zona circular. Observaron la zona y acabaron con varias de esas ratas, si bien no eran del todo problemáticas sus pequeños mordiscos terminaban por desollar las piernas de cualquier persona despistada o poco diestra, aunque para Alan era diferente, con sus grebas lograba evitar la gran mayoría de mordiscos. Una vez la pequeña sala quedó libre, ambos examinaron la zona en busca de algo de valor hasta que.. ¡Premio! Dieron con una caja que parecía estar en buen estado, o al menos en mejor estado de lo que allí había, la abrieron y se repartieron las pocas monedas que encontraron.
Sus pasos los llevaron a cruzar aquella pequeña estancia circular, avanzando por un nuevo túnel del alcantarillado hasta que ambos escucharon algo; ¡Pasos! Si bien escucharon algunas risas provenir de su derecha, algo más inquietante había a su izquierda, varios pasos rápidos se acercaban a ellos hasta que lograron ver tres pequeñas figuras abalanzarse sobre ellos, eran tres medianos con los ojos dilatados y completamente idos, parecían meros vagabundos por sus harapos y unos garrotes con los que intentaron asaltar a la pareja de aventureros.
El pertrechado dúo terminó con la vida de aquellos medianos de aspecto enfermizo. Un vistazo concienzudo a los cadáveres hizo levantar las sospechas de que estaban bajo los efectos de alguna droga, aunque no lograron descubrir mucho más en ese momento. Con la duda asaltando sus pensamientos decidieron investigar ese asunto, solucionado el asunto de los pasos que provenían de la izquierda, sólo quedaba una dirección que investigar, así que se lanzaron sin pensar aunque con cautela.
Sus pasos los llevaron a un giro cerrado, Alan seguía en cabeza mientras que Jane mantenía cierta distancia. Nada más girar la curva, Alan pudo ver a dos medianos más, uno se adentró más allá del túnel y un segundo se lanzó sin más a por el hombre armado, acabando en el suelo poco después. Esta vez no hubo una segunda investigación, se movieron con rapidez en busca del mediano restante al cual lograron ver poco después.
El mediano estaba agachado frente a las aguas contaminadas de residuos corporales, parecía querer alcanzar su propio reflejo como si se tratara de algo verdaderamente maravilloso. Cuando escuchó al intrépido grupo de aventureros, Alan y Jane, el mediano se levantó y comenzó a hablar con verdadera ansia, parecía desesperado por conseguir más de esas substancia que los hacía quedar en ese estado de locura, poco después se abalanzó contra el grupo y ése fue el fin de su pésima existencia.
Para Alan y Jane, ése lugar era algo más que el refugio de unos simples medianos drogadictos, así que decidieron investigar el último lugar que les quedaba.
Deshicieron sus pasos hasta volver al cruce donde fueron asaltados y tomaron el camino que aún no habían investigado hasta llegar a una pequeña sala igual de pestilente que el resto de alcantarillado, aunque en ésta encontraron algo, una pequeña carreta con varias mantas de aspecto roñoso y varios frascos rotos por el suelo, en menor medida unos frascos con algo de contenido herbáceo en descomposición. Tenían claro que ese era el lugar donde los medianos descansaban y disfrutaban de su pobre pasatiempo, pero no habían muchas pistas hasta que Jane se acercó a las mantas y, haciendo uso de toda su valentía, decidió apartar las mantas con auténtico asco mostrado en su rostro por si escondían algo; ¡Premio! Un frasco con una hierba en su interior se removió y cayó hasta el carro, parecía que el contenido estaba en un estado aceptable, así que Jane lo cogió y, tras enseñárselo a Alan, lo guardó en uno de sus bolsillos.
Después del descubrimiento, no quedaba mucho más por investigar, ambos aventureros salieron de aquél lugar y por fin pudieron respirar hondo el aire fresco del exterior, aunque estaba más que clara la necesidad de un baño... O dos.
La aventura había acabado para el dúo, pero habían terminado con más dudas que descubrimientos, ¿Quienes eran esos medianos? ¿Guardaban relación con acontecimientos pasados? ¿Quienes suministraban dicha droga? ¿Cómo la hacían llegar hasta el alcantarillado?, preguntas que no tenían respuesta en esos momentos y que ambos hilaban sus propias conclusiones, aunque si coincidieron en una cosa... Sería mejor guardar la muestra encontrada, al menos hasta descubrir más detalles, así que cada uno se marchó por su cuenta, manteniendo ese pequeño secreto.