Esta mañana he recibido finalmente las piezas de vidrio para el telescopio. Ya sólo queda el pulido y el aluminizado. Espero que Dayanne no esté impacientándose. Tengo un tour de vinos en mi bolsa preparados para ella por si se diera el caso. Y también para celebrar que ambas podemos volver a acercarnos a las estrellas, aunque sea un poco.

Después de recoger el vidrio, he vuelto a la posada para preparar un breve viaje a las afueras. Llevo unos días puliendo la teoría con respecto al conjuro para velar la detección mágica, y ya tengo algunos resultados. Ahora sólo queda ponerlos a prueba. Sin embargo, hacerlo en la ciudad no es muy sensato. Sé que hay una charca a algunas horas al noreste de Lual-Thyr. Así que me pensé que me dirigiría allí para poder experimentar tranquila. Eso pensé... Pero en cuanto me disponía a experimentar con el plomo escuché el insoportable zumbido de un portal. Y, cómo no, uno de esos insufribles Observadores salió de él. Como si no fuera suficiente incrementar mis migrañas con su indeseada presencia, el portal estaba abierto en mitad de la charca. Y parece que el indeseable pretendía que nadara hasta el o algo por el estilo. Por suerte para mí, aún conservo la carta de la torre. Así que simplemente la usé y fui por mi cuenta.
Hablando de cosas insoportables, allí me esperaba el pseudodragón. No es que él sea tan odioso. Un poco caprichoso y bromista. Nada que no pueda manejar. Pero es esa voz de pito... Hace polvo mis sienes. No comprendo cómo Xhumira puede ofrecer adoración a una criatura con semejante vocecilla. En cualquier caso, como era de esperar, pidió sus gemas y le di el recado de parte de mi salvaje amiga. Él me mandó arriba, a la biblioteca. A esperar. Dijo que iba a ser mi prueba. Le dije que esperaría en el comedor, junto a una jarra de vino. Cumplí mi palabra.

Preparé lo que creí necesario. E hice bien.

Justo cuando vinieron a recogerme me percate de Pullum, había venido a saludar, pero estaba tan distraída que no me percaté. Le prometí que después de la prueba pasaría a visitarle. Me deseó suerte. En cuanto a la prueba no puedo decir mucho. Lo que el observador que vino a buscarme me expuso en cinco puntos, podría haberse resuelto en uno: "O la pasas o nos deshacemos de ti". Un ejemplo de la 'diplomacia' de éstos mafiosos. Pero en fin, mi camino estaba marcado con bastante claridad en mi mente. Como si el destino me guiara en la dirección correcta. Así fue durante toda la prueba. No tuve muchos problemas más allá de la amenaza que pendía sobre mi cabeza como una espada de Damocles. Ahora debo pintar un cuadro grande para pagar por la ayuda de Miraela, y tengo como maestra a Dia, una criatura fascinante cuya naturaleza aun desconozco. Y por lo menos he llegado a la conclusión de que, por fortuna, no todos los magos de la torre son idiotas.

    Tengo la cabeza llena de minerales: Cuarcita, Ópalo, Hematites, Corindón, Pirita... En varios días es lo único que ha pasado por mi cabeza. Comer, cenar y dormir estaban en segundo plano. Por fin creo que podré tomarme un respiro. La respuesta ha sido: el diamante. Si, ¿cómo no? Como componente el diamante está entre los más utilizados. Desde grandes conjuros restauradores como la Resurrección, conjuros protectores como la Piel Pétrea, hasta glifos varios. En un principio lo había dejado de lado ya que se utiliza sobre todo para conjuros divinos, símbolos, glifos, algunas protecciones relacionadas con la tierra; y en general conjuros de un nivel alto. Sin embargo, leyendo uno de los libros sobre gemas en su relación con la magia; encontré que existe una protección de alto nivel contra la magia que utiliza éste componente. Entonces pensé, que tal vez, si afecta de alguna forma a la magia y la neutraliza, quizá entonces pueda reproducir ese efecto a pequeña escala y crear una capa sobre un objeto o persona.

    Mientras le daba vuelta a las fórmulas en mi cabeza, apareció en la posada el señor Jace. Nos pusimos un poco al día, y pronto le propuse formar parte de la expedición que tengo pendiente con Xhumira. Jace parece un hombre dedicado a la espada y muy firme en su búsqueda de su perfeccionamiento. Eso es algo que me gusta. Aunque por otro lado, no sé cómo se llevará con Xhumira o ésta con él. Además, tampoco le conozco demasiado y no sé hasta qué punto es seguro relacionarme con él. En cualquier caso lo tantearé un poco más.
    Poco después llegó también Bennett. Estuvimos poniéndonos al día. Aunque no mucho después comenzaron él y Jace; a hablar de cosas que no me interesaban demasiado. Así que los dejé a ello mientras seguía dándole vueltas a las fórmulas mientras peleaba con las jaquecas. Lo cual fue un esfuerzo cuasi-épico. Finalmente Jace se fue y me quedé un rato con Bennett. Hablamos de cosas algo más íntimas y finalmente, también él me dejó. Y lo agradecí, la verdad. Estaba algo cansada y el vino me tenía algo aturdida.

    Fui a echarme una breve siesta que duró más de lo esperado. Al despertar el atardecer estaba cerca. Aunque lo bueno que saqué de ello es que los dolores y los pitidos cesaron. Aproveché y volví a la charca donde había estado experimentando después de haber comprado un poco de polvo de diamante en el mercado. Los puestos estaban ya cerrando, pero llegué por los pelos.
    Los experimentos fueron mejor de lo que esperaba. Conseguí cubrir por completo una gema luminosa del escrutinio mágico. Incluso arrojando luz mágica, el objeto no mostraba ninguna lectura o aura. Así pues, finalicé las notas, hice algunos ajustes a las fórmulas y abrí el Liber Fatum. No tenía suficientes páginas, así que, preparé un par de pergaminos de Bolsillo de Familiar (los cuales guardaré en diferentes bancos), y borré el conjuro con Borrar. La verdad, me molestó un poco hacerlo, pero era importante. Luego utilicé las tres hojas restantes del grimorio para inscribir el nuevo conjuro. ¡Et voilà! Ya estoy lista para la fabricación de la gargantilla.

    Hoy ha sido un día atareado. A primera hora nos hemos reunido Jehanne, Relen y yo frente al nuevo local del sabio. Jehanne venía bien cargada con todos los materiales que le pedí. Me sentí un poco culpable cuando me dijo que tuvo que ir hasta el Cruce a por algunos de ellos. Creo que, siguiendo el consejo de Relen, visitó a su hermano, el dueño de la compañía Du Raven.
    Como buenos magos, no nos demoramos demasiado en charla banal y nos pusimos enseguida manos a la obra. Relen tomó los ingredientes y fue arriba a hacer los aceites aromáticos y el incienso. Mientras tanto, Jehanne y yo comenzamos a grabar los diagramas mágicos en el techo y en el suelo. Jehanne se ocupó del suelo, utilizando mis pulseras de formulación mágica. Yo me encargué del techo con la ayuda de la escalera de fuerza que Relen tuvo la gentileza de convocar para mí. La verdad, en más de una ocasión pensé dejar a Jehanne el del techo. No es que me esté haciendo mayor, es que los dichosos acufenos interfieren bastante con mi equilibrio; y subir a una escalera no es lo mejor en éstas circunstancias. Aguanté el vértigo y el mareo como pude, aunque debí darle un buen susto a Jehanne cuando se me escapó el cuchillo y cayó a su lado. Al final tuve que bajarme y dejar que Relen se encargara del diagrama superior una vez terminó con sus procesos alquímicos. Me avergüenza decir que por mi culpa el proceso se retrasó bastante en éste punto.
    Una vez estuvo todo preparado, hicimos una breve reunión de repaso para que cada uno tuviera claro lo que debía hacer y en qué orden. Luego Jehanne se puso a colocar los inciensos y encenderlos junto con las velas y los aceites aromáticos. Con todo listo, inicié los cantos rituales y el tejido mágico. Primero infundí con energía el círculo inferior, activando la variante de protección contra el bien, que más adelante contendría también un conjuro de atontamiento y transmutación para que el ave no sufriera. Posteriormente activé también el círculo superior con la protección contra el mal y el caos, así como la evaluación de resistencias. Si aparecía una criatura maligna y poderosa debíamos estar preparados. Con un par de golpecitos de bastón di paso a Relen, el cual inició de forma impecable la convocación. Su habilidad es genuina. Trajo a un Estornino Celestial a la primera y sin cometer fallo alguno. Además, luego, cuando tanto él como Jehanne tuvieron que mantener el círculo inferior para que el efecto fuera el deseado, él cargó con gran parte del peso de la manipulación mágica sin quejarse. Sin duda, Jehanne tiene unos buenos fundamentos teóricos y es una chica brillante; pero aún le falta práctica. Es por ello que la energía fluía de forma inestable. Al menos antes de que Relen lo compensara.
    La negociación, desafortunadamente, no fue bien. Hoy no estoy en mi mejor día. Vergonzosamente he fracasado en la mayoría de mis tareas. El ave estaba bastante alterada y era bastante cabezota. Aunque le mostré la Libelula Fulgurante, apenas le prestó atención. Ya estaba pensando que fracasaríamos y tendría que devolver el ave a su lugar quedándome con las manos vacías. O peor, que tendría que matarla. Aunque me resistía a esa idea. Pero Relen arrojó algo de esperanza y durmió al animal. No fue el método que me hubiera gustado, pero era mejor que matarla y que quedarse con las manos vacías. Jehanne sostuvo al ave y yo le arranqué con mucho cuidado las plumas necesarias. Lo malo de éste método es que para ello, Relen y Jehanne tuvieron que abandonar la canalización lo que hizo inefectivo tanto el atontamiento como la transmutación. Así que tuvimos que devolver al pobre pájaro desplumado y dolorido. Aun así cumplí mi promesa y le dejé la libélula. Espero que pueda perdonarme por ello.
    Por último, Relen ejecutó un breve Exorcismo para devolver a la criatura a su lugar de origen. El resultado general no fue como me hubiera gustado, pero tampoco fue mal dentro de lo contemplado.

    Para terminar, como había que borrar los círculos dibujados y Jehanne me había pedido que le enseñase algo de magia a cambio del trabajo, aproveché para darle una clase de borrado mágico de sigilos, glifos y escrituras mágicas. Así como unas bases de Remiendo y restauración mágica. También le di algunas nociones de diagramación, ya que estuvimos haciéndola y estaba relacionada. Relen estaba bastante cansado al final, no pudo aportar mucho. Las secuelas debieron ser serias. Se subió a descansar. Nosotras hicimos un poco de limpieza en el recibidor y luego marchamos cada a nuestra habitación de la posada. El sabio nos había ofrecido una cama, pero yo no quise importunarle. Además era cierto que mis cosas estaban en la posada.

    Por fin comenzamos con la investigación para la que Bennett nos había convocado, sin embargo la señorita Shenkevar no hizo acto de presencia. En lugar de eso, envió una misiva a Bennett dirigida a mí expresamente. Dentro de la misma ofrecía... No. Imponía; su ayuda ausente para la investigación: un amuleto con propiedades mágicas. Curiosamente un amuleto dedicado a Lady Ferris, seguidora y vidente de Daern. Un "tesoro" de su familia. "Tesoro" que por alguna razón me encomendó a mí y sólo a mí. Y que debía proteger mientras le daba "buen uso".
    Una acción de lo más extraña que aún me da mucho que pensar. En primer lugar, ¿por qué no mandarme la misiva directamente a mí en vez de hacerla pasar por Bennett? Sólo se me ocurre pensar que quería que Bennett supiera de ello por cualquier medio. Ya fuere para hacer acto de "presencia" o para algo más. En segundo lugar está el tema del "tesoro". ¿Por qué usar un "tesoro" familiar? Si podía imbuir con cualidades mágicas un objeto de esas características bien podría haber utilizado cualquier otra baratija. Las palabras que me vienen a la mente son "compromiso" y "protección". Confiándome algo así quería comprometerme por algún motivo. Y que se trate de un amuleto sugiere que su mensaje es "yo te protegeré". ¿A dónde quiere llegar y por qué recurrir a algo tan intrincado? Por último está la temática y las propiedades mágicas. Parece ser que Lady Ferris fue una adivina de Daern. Además, los conjuros imbuidos en el collar tenían que ver con la adivinación. A primera vista puede parecer coherente. ¿Una casualidad que se lo diera a una adivina? No creo en las casualidades. Y puedo descartar un acto del destino considerando todo lo anterior. Así que, señorita Tanya: ¿Qué pretende?

    Quizá le esté dando demasiadas vueltas. Lo guardaré bien y no lo usaré a menos que sea estrictamente necesario. Aunque confío en mis propias habilidades mentales. (Pese a las dichosas jaquecas).

    Bennett había concertado una cita con el sabio en la biblioteca. Sin embargo, quien nos esperaba allí no era éste, sino un joven que dudaba de llamarse "Nathan" y que no tenía pinta de ser un empleado del lugar pese a hacerse pasar por uno. Sugerí a Jace que lo siguiera mientras Bennett y yo confirmábamos si lo que nos había dicho Nathan sobre el sabio: que estaba enfermo y no vendría; era cierto. En efecto, mi intuición no me falló, el sabio no había reportado nada.
    Salimos y esperamos a Jace, el cual llegó agitado y nos dijo que le había perdido cerca de una boca de alcantarilla. Los rumores parecen ser ciertos, aunque aún debemos indagar. Por tanto, sugerí visitar su casa. De camino nos encontramos con una chiquilla llorando. Tengo cierta debilidad por los "niños perdidos", supongo que por mi propia historia. Así que les dije a los hombres que se adelantaran mientras consolaba a la niña. No me hicieron caso. No sé si por obstinación o por preocupación, pero era su decisión. Hablando con la niña, descubrí que su madre había sido llevada a las alcantarillas y que tenía que ver con el anciano. Se lo hice saber a mis acompañantes y decidimos dejar la inspección de la casa para más adelante e investigar primero las alcantarillas.
    Un lugar bastante desagradable y poco cuidado. Me sorprende que la ciudad no haya caído aún bajo alguna epidemia. Mis faldones y botas acabaron llenas de suciedad, y no era lo único que había en ese lugar. Encontramos un cadáver medio devorado por las ratas. Un hombre joven y de buen vestir. No era ninguna de las personas que buscábamos, así que de momento lo dejamos en aquella poza fétida. Espero que nos perdone por ello, pero los vivos tienen prioridad. Seguir el rastro de los contrabandistas o lo que fueran, no fue difícil. Supongo que mi sangre supuso cierta ventaja. Las trampas que pusieron tampoco eran gran cosa, por fortuna. Bennett pudo localizar la forma de desactivarlas y Jace fue la mano ejecutora. Espero que no me guarde rencor, en ese tipo de trabajos mi desempeño es mediocre.

    En general todo resultó bastante sencillo y directo. Pude detectar a unos asaltantes antes de que nos sorprendieran y mis guardianes (Bennett y Jace) hicieron el resto. Luego localizamos a los culpables y no pude evitar desatar mi ira sobre ellos cuando vi que la madre de Mary (la niña) estaba muerta. Fue un arrebato impetuoso, luego me arrepentí. Me alegro de que nadie haya salido herid... Muerto. Jace y Bennett se encargaron del desagradable cabecilla, el cual vestía armadura de guardia. Lo fuera o no, aún está por verificar. Por fortuna, tengo la costumbre de no sucumbir a las apariencias muy a menudo, así que comprobé el estado de Anne, la madre de Mary. Casi por casualidad o de milagro, descubrí que aun vivía, así que usé mis dos pociones más caras en ella. Si el destino quiso que descubriera que vivía, no pude hacer otra cosa que evitar por todos los medios que muriese. Todo resultó bien y se recuperó. El anciano también estaba allí, sano y salvo. Aunque su condición era bastante anormal. El informe que nos dio Liliane decía que el viejo era un poco despistado, pero no parecía saber siquiera dónde se encontraba.
    Finalmente salimos de aquel lugar inmundo y encomendamos los asuntos pendientes a la guardia, y los testigos al templo; debido a la desconfianza que teníamos sobre estos primeros. Luego Bennett dijo que contactaría con nosotros tras los interrogatorios y una vez tuviéramos más información. Yo aproveché para comprobar cómo estaba Mary y finalmente, pude darme un deseado baño caliente. Un lujo que no suelo permitirme pero que era de vital importancia.

10º día de Antares, Primer año de La Caída

    Dos semanas de viaje a pie alrededor de la península con un grupo que se lanza al peligro sin cabeza ninguna fue una peregrinación bastante apropiada y sufrida para librarme de mis males.

    Cumpliendo con mi promesa al Abad Asgareth, me presenté en El Jarro Seco para la expedición. Me alegré de ver a Jehanne entre los participantes, aunque no tanto de ver a Bronco Tempesta. Con él iba el borracho de unas noches antes. Resultó ser un bardo vividor y oportunista.
    Tenía la concepción de que los aventureros eran gente previsora y organizada. Nada más lejos de la realidad. Tuve que poner orden y sugerir una distribución de roles, guardias, pertrechos y demás para que la expedición fuera lo mejor posible. De no haberlo hecho seguramente se hubieran lanzado de cabeza a cada uno de los peligros que nos encontramos. (Aunque lo hicieron así de todas formas).
    Por mi parte sugerí proveer de adivinaciones para saber lo que nos esperaría en cada caverna o ruina visitada. No sirvió de nada. El abad se lanzaba sin pensar. Incluso en una ocasión pisó una trampa pese a saber que estaba ahí. (Le habíamos avisado con tiempo). Muchos sufrimos los efectos nocivos. Además, el bardo murió de una descarga divina por tocar una tumba que no debía tocar. Bronco por su parte, se comportó adecuadamente más allá de sus chistes sin gracia y comentarios fuera de lugar. Parece que estaba bastante decidido a demostrar su hombría frente al bardo, el cual le seguía como un cachorrito a su dueño. ¡Oh sí! Dije que el bardo murió, y así lo hizo. Pero el abad resultó ser digno de portar ese título. En una demostración de poderío y grandeza trajo al insensato de vuelta a la vida, para que pudiera repetir los mismos errores en otra ocasión. Por suerte para mí, Jehanne fue mi compañera de fatigas, fuente de confianza y seguro de vida.

    Pese a lo relatado, la expedición no fue tan terrible. El abad tiene competencias marciales dignas de cualquier gran guerrero y pudo valerse sólo. Lo cual me lleva a preguntarme: ¿por qué diablos nos necesitaba entonces? ¿Qué pretendía? Hasta donde alcancé a entender él buscaba unos sitios de poder relacionados con las ruinas de Mhol. También nos reveló algunos secretos sobre éstas y su historia. Secretos que, por precaución, no relataré aquí.
    Por mi parte, no encontré las Lágrimas del Cielo. (No podía ser tan fácil). Sin embargo sí encontré un posible sustituto, gracias al abad. Visitamos una cueva donde encontramos unos cristales de tamaño descomunal y organización extraña. Su dureza era muy superior a la del cuarzo, e incluso superior a la del diamante. Con una daga encantada no le hice más que un rasguño.
    El abad explicó que era un material muy utilizado antaño por la ciudad de Mhol, y que el gnomo brujo que la regentaba lo usaba como fuente de poder para la mayoría de sus herramientas. Ahora bien, el principal problema con el que tendré que lidiar a la hora de su extracción y de su trabajado será su absurda dureza. Quizá Relen o Jehanne dominen conjuros como "Arma Mágica Mayor" y podamos elaborar herramientas que nos ayuden en su extracción.

    Tras visitar todos y cada uno de los emplazamientos marcados en el mapa del Abad, volvimos a Rym. Allí nos pagó a cada uno con lo prometido. También a mí. Me alegra de que sea un hombre de palabra pese a ser tan excéntrico. Lo cierto es que nunca había experimentado un poder divino de esa magnitud. Fue abrumador, temible y también un gran alivio. Todos mis males volaron, incluido el cansancio del viaje. Se fue junto con las migrañas y los acufenos. Aunque no estaba en deuda con él, ya que era parte del trato, sentí que debía agradecerle y así lo hice. Aunque para mi intranquilidad, al que asignó para que me ayudara con el azotamentes no fue otro que Bronco Tempesta... Parece que no me libraré de él tan fácilmente. En cualquier caso, una cosa solucionada. Ahora podré, al fin, comer y dormir todo lo que quiera. Y darle un descanso al vino... de vez en cuando. O beber menos, por lo menos. Bueno, algo de eso.

    A la vuelta de nuestro viaje paramos en Bayas-Rathu para reaprovisionarnos y descansar un poco, momento que aproveché para hacerle una visita al sabio Relen. Su aspecto era el de siempre, fruto de la transmutación que usa para cubrir su estado, pero se le veía dolorido y afectado. Subimos a un pequeño salón que tiene en el piso superior, junto a una pequeña biblioteca. Es una casa bastante acogedora.
    Hablamos un rato sobre la tormenta que se está gestando en Bayas, sobre los dichosos Observadores, sobre nuestros pasados; y, por supuesto, sobre magia.

    Aproveché la situación para exponer uno de los temas que había ido a tratar con él. Le pregunté si conocía y podía ejecutar el conjuro de "Arma Mágica Mayor". Le expliqué que necesitaba imbuir unas herramientas con dicho conjuro pero que yo misma no soy capaz. Y que todo ello era necesario para trabajar las piedras mágicas que encontré junto con el Abad. Tras una breve negociación llegamos a un acuerdo. Él me ayudaría a cambio de que le enseñase las bases de la artesanía mágica. No me importa mostrarle el proceso y explicarle algunos básicos, pero le dije que si quiere aprender necesitará de unas clases a largo plazo.

    Después de eso, le mostré la otra razón que me había llevado a visitarle: un pergamino antiguo y poderoso. Por supuesto, es algo que le interesó. Tenía pensado negociar con él, pero no tardó en mostrarme un pergamino igual de antiguo y poderoso, proponiendo un intercambio. Fue un trueque bastante justo, así que lo acepté.

    Finalmente, tras darle algunos consejos relativos a la inauguración de su escuela, me despedí de él y volví a la habitación. Mañana salimos temprano, así que terminado esto, iré a dormir a pierna suelta ahora que puedo.

    Finalmente tengo las herramientas. Hoy, temprano, le he hecho una visita a Relen. Como de costumbre no me esperaba pero de todas formas me recibió, lo que aprecié. Sabía a qué venia, así que sin más dilación me llevó al salón y le mostré las herramientas. Le dije que debía preparar algunos conjuros antes de comenzar ya que eran ocho herramientas. Le dije que se preparara tres armas mágicas y cinco mayores. Desapareció por unas horas y yo me quedé organizando las ideas y conceptos que había venido a explicarle. Al fin y al cabo el intercambio era por una clase.

    Cuando volvió comenzamos. Le expliqué la importancia de los materiales, del tiempo, del área de trabajo, de la esencia imbuida, y un largo etcétera. La clase duró varias horas tras las cuales nos pusimos con el ejemplo práctico, comenzando a encantar el pico. Pronto vio lo tedioso y drenante que puede ser el proceso. Tardamos alrededor de tres horas en terminar el encantamiento del pico. Después de eso le sugerí hacer una pequeña pausa antes de continuar con las otras herramientas. Él aceptó y me guio hasta uno de los dormitorios.
    Tras una breve siesta continuamos, el resultado fue magnífico.

    Por un lado las herramientas que se utilizarían para extraer y trabajar el duro cristal tuvieron un encantamiento de 'arma mágica mayor', transformándolas en herramientas mágicas para el trabajo con minerales encantados. Y fueron las siguientes:

-Un pico. De un tamaño manejable para mí.
-Un martillo de cabezal cuadrado de joyería.
-Un juego de cinceles. Del uno al cinco. (Tamaño del cabezal).
-Una lima. De muesca pequeña.
-Unas tenazas y unos alicates pequeños.

    Por otro lado, las herramientas de carpintería que se usarían para trabajar el maderadique, para facilitar el trabajo, también tendrían un encantamiento, pero sería menor. Usaríamos 'arma mágica' ya que la madera no tenía la misma dureza que un cristal y era innecesario utilizar un encantamiento superior. Las herramientas fueron:

-Un informador.
-Una sierra de marquetería.
-Un juego de formones.

    Lo cual me recordó que olvidé traer una barrena. Pero eso puedo dejarlo para otra ocasión. Al fin y al cabo, el trabajo ya iba a ser suficientemente extenuante.

    Tras un par de días de trabajo dedicado, terminamos de encantar todas las herramientas. Relen obtuvo un buen conocimiento práctico y yo ya estaba preparada para la expedición de extracción.